jueves, 21 de julio de 2016

Todavía no

Hola vida, tengo que contarte tantas cosas que no se qué hacer para que no se me olviden. A veces escribo como un diario en un cuaderno que me regaló mi hermana aun que, la verdad, hace mucho que no lo abro. Ojalá encontrara la forma de sentir que sabes lo muchísimo que te echo de menos, la pena que me da que te hayas perdido tantas cosas y el miedo que tengo de no ser capaz de rehacerme sin ti. Espero saber aplicar a mi vida todo lo que aprendí de ti, todo lo que me enseñaste (que no fue poco) desde que te conocí. Ojalá supieras todas las cosas de las que me arrepiento, todas las veces que me callé cuando tenía que haber gritado. Ojalá supieras que te amé y te amo con toda la fuerza con la que se puede querer a una persona y ojalá esa fuerza sepa utilizarla para seguir día a día hacia a delante. Ojalá supiera cómo seguir dejando de mirar a trás. Te alegrará saber que todos los días intento sonreír más veces de las que lloro o me pongo triste intentando buscar los motivos que tengo para hacerlo. Que sé que no son pocos pero es difícil porque tampoco son pocos los que tengo para seguir triste. He perdido tanto en tan poco tiempo que no soy capaz de gestionar el dolor que me supone. Ya han pasado 9 meses eternos y a la vez fugaces desde que te marchaste para siempre y sigue pareciendo que  un día de estos aparecerás en la puerta de mi casa con una bolsa de regalices y una sonrisa tonta en la boca. Odio odiar la música que antes tanto me gustaba cantarte, oírte cantarme. Esas canciones que escuchaba todos los días una y otra vez sin cansarme. Los sitios que me dan tanta nostalgia y todas esas cosas que no he sido capaz aún de volver a hacer desde que te fuiste. No he vuelto a maquillarme ni a perfumarme. No he vuelto a ir al cine ni a jugar a los dardos. No me he vuelto a poner esa ropa y me tiemblan las manos cuando la encuentro en el armario y la sigo oliendo porque ni si quiera la he lavado desde que te la pusiste, desde que me la puse y me abrazaste por última vez. Mi camiseta llena de labios, ¿te acuerdas? Te encantaba. Siempre me decías que amabas que me la pusiera porque sentías que tenías que darme besos todo el rato. A mi también me encanta pero no he vuelto a ponérmela, no soy capaz de lavarla. Sé que es una estupidez, pero siento que es como ir borrando los rastros que me quedan de ti y no estoy preparada. No estoy preparada para despedirme para siempre de ti, no puedo. No puedo dejar de darte las buenas noches, de sentir que de alguna manera sigues aquí. Obviamente tampoco he vuelto a besar a nadie y siento que nunca seré capaz de volverlo a hacer. Que no me sabría a nada. Que difícil y extraño se ha vuelto todo en mi vida en tan poco tiempo, joder. Al menos he dejado de mirar el móvil por las mañanas esperando leer tus buenos días, pero es muy triste haber pasado en cuestión de horas de despertarme y pensar en ti y en que faltaba un día menos para vernos a abrir los ojos y que mi primer pensamiento todos los días sea que estás muerto. MUERTO. Que palabra más horrible. Pero es la verdad. A veces me repito en voz alta muchas veces que te has MUERTO para intentarlo asimilar, para admitirlo, para asumirlo. No hay manera. Mi cabeza lo sabe pero mi corazón se niega a aceptar la realidad. Es demasiado para él. Y lleva nueve meses sangrando esperando verte despertar, resucitar. Aun que en el fondo sabe que no lo harás y que algún día tendrá que cicatrizar, pero como en los últimos nueve meses, ese día no será hoy. No está preparado aún. Mañana de nuevo es 22 el noveno ya... es completamente increíble. Pero literalmente, porque sigo sin podérmelo creer. 
A veces tengo curiosidad por saber qué será de ti, pero supongo que el día que me muera lo averiguaré. Y como inevitablemente me voy a morir pues solo me queda esperar, y mientras siga aquí intentar disfrutar de lo que tú ya no. De lo que no habrá allí.
Una vez leí que la vida era un sueño y la muerte nos despertaría. ¿Te imaginas? Y yo para variar estoy teniendo una pesadilla. Y toda la semana con insomnio, otra vez pensando en tus ojos hasta que consigo dormir.
Que cuesta arriba se me está haciendo el verano sin ti, mi amor.
Un 15 de septiembre te dije que los números no significan nada hasta que llega alguien que les da todo el significado. Y ahora por tu culpa odio todos los 18 y 22 que veo en todas partes, como si ellos hubiesen hecho algo. Lo único que hacen es recordarme que te has marchado.
Te quiero extradimensionalmente. Con toda mi alma.
Azules noches mi niño bonito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario