sábado, 31 de diciembre de 2016

Otras absurdas campanadas

Mi madre dice que exagero cuando digo que el 2016 ha sido el peor año del mundo, porque es verdad que he hecho cosas increíbles, he viajado, he visto cosas increíbles y he conocido y me he unido a personas increíbles. Pero es el año en el que más he llorado de toda mi vida, y en el que me he sentido más sola, vacía y perdida. Y si lo pongo en una balanza el dolor desea que se acabe ya por fin este puto año de mierda, aunque por otra parte mañana será 1 de enero y seguiré sintiéndome igual. Así que desde el año pasado paso absolutamente de la navidad, de celebrar la nochevieja y todo eso. ¿Para qué? Si sólo son días en un calendario que alguien inventó, sólo es el tiempo que La Tierra tarda en dar una vuelta alrededor del sol, pero mañana empieza a dar otra vuelta y así seguimos, dando vueltas como locos cada vez más mareados. Y al final, me da igual que sea 1 de enero que 25 de marzo, porque el 30 de noviembre te seguiré echando de menos y queriéndote a muerte (y nunca mejor dicho). Y cada nochevieja odiaré las últimas uvas que me comí un 2014 que pensé que me darían suerte.
El 2016 ha sido el año más drástico y lleno de cambios al que me he enfrentado y me enfrentaré y no voy a mentir, 366 días no han sido suficientes para asumir, asimilar y dejar de tener miedo. Mañana empieza el 2017 y ya comienza con la certeza de que ningún día de este año vamos a vernos, ni si quiera hablaremos así que tendré que echarle dos cojones de esos que me cuesta sacar a ratos y tirar para adelante. Porque no queda otra, no es una elección posible. Sólo espero conseguir cumplir las metas que me he propuesto que desde hace un año ya son sólo personales e individuales. En especial las de todos los viajes que programo en mi cabeza y que son los que llenan de ilsuión mis días. Es la sensación más parecida a la felicidad que he descubierto desde que no estás y a la que quiero aferrarme.
No sé si tú te comerás las uvas esta noche, allí donde quiera que estés, yo desde mi barquito perdido por el mundo miraré al cielo y solo te pediré que este año me dejes seguir soñando contigo al menos una vez al mes para que nunca olvide lo preciosa y preciada que era tu voz y lo mucho que sigo queriendo tu cara. Ojalá todos los deseos se hicieran realidad y en especial uno que siempre le pido al cielo.
Feliz año nuevo mi vida, que yo con que sea mejor que este me conformo.
Te azuleo con toda la locura de Neptuno alrededor del sol.
Alioli amor

jueves, 22 de diciembre de 2016

Vuelve, volver, vernos.

Quizás no es que duelas menos que el primer 22, quizás es que he aprendido a llevarlos de otra manera. Después de 14 ya soy casi una experta en esto de echarte de menos pero hacerme la loca. Aunque siga aullándote en las noches de luna llena, soñando con colgarme de tu boca y deslizarme por tu piel. Y no le he perdonado a la vida por haberme herido de muerte, por haberme triturado el corazón tan fríamente. Y es que ME SIGUEN DOLIENDO LOS OJOS DE NO VERTE.

Hoy te quiero dejar una canción que he descubierto hace poquito pero que se ha convertido en una de mis favoritas. Aunque haga que me acuerde de ti inevitablemente, que te piense con fuerza y te quiera a rabiar. Espero que te guste.
Te azuleo mi vida, 14 meses después te azuleo con toda la locura que cabe en Neptuno.



" Nos volveremos a ver cuando salgamos del túnel tumbando alguna pared para poder ver las nubes...

Guardo una botella en la despensa, guardo sin tocar las ganas de volar, el viento cuando silba tararea una promesa, serán noches distintas... 

VUELVE, QUE INCENDIAREMOS EL MUNDO OTRA VEZ. "

- Nos volveremos a ver (La Raíz)-

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Manteniendo vivos los recuerdos

Hoy te quiero decir que he vuelto a martirizarme viendo tus fotos y vídeos, pero que después de mucho llorar creo que puedo decir que sé que fuiste feliz y que siempre te rodeaste de personas que te llenaron de sonrisas y a los que has dejado con muy buenos recuerdos durante toda tu vida. Es tan jodidamente extraño volver a escuchar tu voz, verte moviéndote, riendo. Que pensaba a ratos que todo era mentira y que en cualquier momento me ibas a llamar al teléfono. Y me jode, pero tengo que reconocer que se me siguen cayendo las lágrimas muchas más veces de lo que deberían. Y que una parte de mí siente que no será capaz nunca de rehacerse, de volver a rehacer mi vida. De volver a estar con otra persona. Y es frustrante porque me mata esta soledad en la que la vida me ha sumergido y a la que no me acostumbro, que es la única que siempre viene conmigo pero joder, la odio. Intento quererla pero no para de recordarme lo mucho que te echo de menos y no puedo, me dan ganas de tirarme de los pelos, de tirarme al suelo y gritar y pegar patadas y puñetazos a todas las paredes, retorcerme. Y entonces disimulo, intento no pensarte aunque por dentro me quemes. Cada día que pasa estoy más segura de que nadie lo entiende, que nadie lo comprende y eso hace que me faltes más todavía. Pero aquí sigo, ¿sabes?, a pesar de todo aquí sigo. Aunque sepa que ya no volveré a encontrarte y aunque se me siga volcando el corazón cada vez que algo me recuerda a ti, a lo que vivímos juntos. Y lo peor es pensar en cómo serían ahora las cosas si estuvieras aquí y creo que hubiesen sido jodidamente geniales, lo cual hace que todo sea más triste, más difícil. Pero me voy otra vez de viaje, y me encantaría que vinieras. Aunque ya no puedas salir en las fotos, vente. Vente a descubrir el mundo conmigo, porque yo he descubierto que es lo que más feliz me hace.

viernes, 16 de diciembre de 2016

El cajón desastre

Dónde a veces me encuentro sin querer pedacitos de lo que fuimos. Dónde se juntan algunas decepciones con las promesas que no cumplimos. Dónde están las fotos que nunca nos hicimos y los vídeos que jamás grabamos. También está la canción que te escribí, otra que nunca escribiré y un diario que no está terminado. Dónde hay un millón de besos que nos dimos que preguntan por los otros 15. Un pantalón de pijama viejo, unos cartones del bingo e incluso alguna marca de cerveza. Hay un par de anillos y dos o tres millones de abrazos. Unas ganas locas de verte que se siguen preguntando cómo te pueden seguir queriendo tanto si llevan más de un año sin hablar contigo. Hay una foto de los hijos que nunca tuvimos y las semillas de bonsai y girasoles que nunca plantamos. Hay una chaqueta que huele a ti y la camiseta con la que nos conocimos. Unos regalices rojos, un twist que todavía no me he comido y la bolsa de pipas que no terminamos. A veces buscando algo encuentro las conversaciones que tuvimos, discutiendo con las que nunca tendremos. Los mensajes por la mañana y los viajes largos en autobús. Hay un reencuentro y una despedida que sabe a alioli. Y entre el polvo y tus zapatillas azules siguen durmiendo los sueños. Sueños que ya no podrán despertarse. A veces incluso me encuentro el casco que no te pusiste. Las gotas de lluvia y la radio de tu coche. El sonido del mar y el de los coches de choque. El primer "te amo" y el último. Las carreras por el borde de la acera, las estrellas que contamos. Las sorpresas que no nos dimos, las verdades que nos callamos y todo lo que sentimos. El ancla de aquel crucero, la camilla de la UCI y el frío de tus labios cuando te di el último beso. Está la felicidad de volver a vernos, el dolor de no volver a hacerlo y ese brillo en tus ojos cuando te despertabas por las mañanas a mi lado. Y restos de amor por todas partes, algunas pastillas para dormir y un perro de peluche. El helado de chocolate, tres cuentos y mis pantalones verdes. Y sigo sin conseguir ordenar este puto cajón desastre.

martes, 6 de diciembre de 2016

Palabras, pesadillas y el miedo a olvidarte

Hace unos días que te siento más lejos. Y espero que sea porque hayas estado con todos tus amigos en las fiestas de tu pueblo, viendo cómo las disfrutaban por ti y por ellos. Qué tontería te acabo de decir. Sentirte más lejos. Cómo si fuera posible tenerte más lejos. Si ni si quiera sé donde estás. Y en realidad mi cabeza lo sabe, que no estás en ninguna parte, que hace mucho tiempo que te fuiste, que desapareciste. Pero cuéntale tú a mi corazón eso, haz que se lo crea. Que lo soporte. No, él necesita pensar que no le abandonaste, que de alguna forma sigues con él, que sigues cuidándole. Y anoche otra vez pesadillas y despertándome veinte veces. Y hoy tengo la sensación de que se me olvida tu cara, que se me olvida lo que sentía cuando sonreías. Y me pone tan triste, me duele tanto, tanto que pasen los días. Que mi cama siga vacía, que te siga esperando. Que sigan los dolores de barriga, los pinchazos en el pecho. Y estas ganas tan grandes de sentarme a hablar contigo, pero a la vez tan cobardes. Quiero coger un incienso y en el lugar más tranquilo y solitario ponerme a hablarte. A decirte todo lo que he pensado, cosas por las que siento que tengo que disculparme, otras en las que tengo que darte la razón y otras que simplemente me apetece contarte. Pero pararme a pensar en todo lo que quiero decirte y expresarlo en alto hace que sienta que soy imbécil y que se me está yendo la cabeza, que me estoy acabando por volver loca, hablando sola y recordando cada segundo que hizo que te perdiera. Recordando cada segundo que ha pasado desde que te he perdido. Y a veces siento que doy tres pasos para a delante y retrocedo cinco. Que no tengo con quién compartirlo, que te necesitaría tanto... ojalá encontrase la manera de acercarme más a ti porque no quiero olvidarte. Fuiste y eres demasiado como para borrarte. Y días como hoy me levanto con la sensación de seguir sin saber en qué punto está mi vida. Que sigue girando, que sigue sin rumbo, como una bala perdida que nunca se para. Estoy metida en la cama pero todas estas palabras no me dejan dormir, este sentimiento que a veces me quema hasta la garganta y sigue haciendo que me lloren los ojos, que me sangre el corazón porque despues de tanto tiempo la herida no sana, al menos no del todo. Siempre serás la cicatriz más grande que lleve. Y es triste. Que despues de todo acabes siendo una cicatriz, sabiendo que podías haber sido la felicidad de mi vida. Que lo fuiste. Aunque fue por poco tiempo. ¿Volveremos a vernos?
Te quiero. Te echo de menos. No dejes que deje de sentirte. No sientas que dejo de quererte.
Alioli Amor