domingo, 26 de junio de 2016

Hojas azules

Anoche soñé que iba corriendo por un camino y todas, todas las hojas de los arbustos se habían vuelto azules y sabía que había sido cosa tuya y por eso intentaba cogerlas todas pero muchas se me rompían. Miraba hacia adelante y veía todo tan azul que era increíble, sabía que te encantaría correr conmigo por allí y entonces me puse a llorar, y creo que he estado toda la noche llorando en sueños. Pero de esos sollozos que te duele hasta la garganta y me he despertado joder, con una rabia. Tengo la necesidad, pero NECESIDAD de contarte tantas, tantas, tantas cosas, de contar contigo para tantas, tantas otras... necesito tus consejos, tus "no pasa nada, todo va a estar bien. Voy a estar contigo." Necesito llamarte llorando y que me digas muy loco que en seis horas estás en mi casa, que te da igual, que vienes a buscarme. Y prohibirte que lo hagas pero sonreír tranquila por saber que si te lo pidiera lo harías. Ojalá pudiera pedírtelo ahora. Una vez me prometiste que por mí serías capaz de hacer cualquier cosa. Cuándo llegué al hospital y entré a verte en la UCI te dije que lo único que te iba a pedir que hicieras por mí en toda mi vida era que te recuperases, que te despertases. Pero no lo hiciste. No lo hiciste mi vida, y ahora estás muerto. Y nadie excepto yo puede saber lo muchísimo que duele eso. Tú eras la persona con la que quería compartir todo, con la que lo compartía y por la que hubiese dado mi vida porque joder, cuánto te quería, mi amor, cuánto, cuánto, cuánto te sigo queriendo.
Que fuerte, tío. Que fuerte me parece que te hayas ido. Pero sobretodo que no vayas a volver. Que fuerte que no me vayas a ver graduándome, ni sacándome el carnet de conducir, no te voy a tocar el piano, ni te voy a abrazar. NUNCA más. Nunca.
Te echo de menos, muchísimo. Me preguntó si allí donde estés tu también me echarás a mí. Si me seguirás queriendo tan incondicionalmente como yo a ti.
Te amo Lila azulado.
Alioli amor

jueves, 23 de junio de 2016

Difícil importancia

No importa todo lo que pueda llegar a escribir aquí, siempre te querré mucho más. No importan las veces que mire al cielo preguntándome si me podrás oír, te seguiré hablando.
Ni si quiera importan las noches que pase sin dormir si de vez en cuando alguna que puedo sueño contigo. No importa, Vida, porque en realidad hay pocas cosas que importen ya. He perdido de golpe mucho más de lo que nadie se pueda imaginar, porque tú no eras una persona más. Tú eras lo más fuerte que tenía, lo más especial, eras la clave de mi vida, la pieza que había perdido, eras mi margen de error, mis ganas de luchar, mi motivación, eras mi apoyo en los momentos de bajón y mi euforia cuándo todo estaba bien. Pero ya no puedes ser mi apoyo y nada está bien. Es que tú no eras una persona más, eras LA persona. MI persona. Ni si quiera sé quién soy ahora yo. A veces me dicen que quizá te marchaste de este mundo tan pronto porque si te hubieras quedado te hubiesen pasado cosas horribles y a lo mejor hubieses sufrido mucho. Y entonces yo me pregunto... ¿qué es lo peor que te podría haber pasado? O sea, ¿que te has muerto para ahorrarte el sufrimiento que nos estás haciendo pasar?. Na, no lo creo. Y tampoco creo que algún día pueda encontrar la respuesta a todo esto porque no creo que lo que ha pasado sea algo justificable. Jamás. Que va. 
Es difícil llevar los días, ¿sabes? aunque vas aprendiendo, vas exprimiendo momentos que sabes que te puedes aferrar a ellos porque te hacen sentirte un poquito mejor. Vas comprendiendo cuándo, cómo y con quién controlar el dolor y eso intentas. Y te lo vas guardando para ti porque al final es algo tuyo y no siempre se puede compartir. Y a veces consigues hacerle pequeño y hasta te ríes y disfrutas de lo que estás haciendo. Pero hay veces en las que te gustaría salir corriendo. El otro día, por ejemplo, estaba en la cama intentando dormirme y no paraba de venirme a la cabeza la imagen de tu cara mientras ibas en la ambulancia de camino al hospital. Y es gracioso, porque yo no te vi la cara hasta que no estabas ya en la UCI después de la operación, pero podía verla con todo lujo de detalles, casi podía incluso olerte. Y abro los ojos y miro a mi alrededor, intento pensar en otra cosa y aunque lo consiga, el dolor me pincha el corazón y trago saliva recordando lo jodidamente horribles que fueron esos días, esos momentos. A veces me acuerdo de los tubos de tu boca como si les siguiera besando. Sólo espero que aquellos días pudieras oírnos. Que aguantaras para que pudiéramos despedirnos. Para que te fueras feliz, feliz de saber todo lo que aquí tenías y lo mucho que todo el mundo te quiso, te quiere. Lo especial que fuiste porque sé que nunca habrá en todo el mundo, en todos los siglos de historia, nadie que pueda si quiera parecerse a ti. Porque eras único. Menos mal que te encontré y nunca me cansé de buscarte.
Te amo bichito.
Azules noches

miércoles, 22 de junio de 2016

Fuiste

"Él era el invierno de mi infierno, eso en lo que piensas cuando pides un deseo, la sonrisa que se escapa sin querer, el reflejo de la luna en el mar. Los destellos de luz que rebotan en un charco, mi estrella fugaz. 
Él era eso tan bonito que te dan ganas de llorar, el mejor sabor de boca, mi sistema solar. Era la cuenta atrás de algo genial, un telescopio, dibujar en el vaho del cristal. 
Él era mi camino, un soplo de aire fresco, la espuma de un batido. Era primavera en otoño y verano el año entero.
Él era la risa contagiosa de un niño, el humor, los círculos de humo. Era mejor que un orgasmo, que un salto perfecto de esos que vacían la piscina. Ese sueño que quieres continuar e intentas dormirte de nuevo. 
Era el volumen que subes cuando suena tu canción favorita, bailar bajo la lluvia y el eco que te contesta cuando gritas al vacío. 
Él era el equilibrio de la cuerda floja, el subidón de una primera vez. Era el paso que hay del odio al amor, el hielo que se te deshace en la piel en pleno mes de agosto, la farola fundida que justo se enciende a tu paso. 
Era la fuerza y mi flaqueza. El olor de los bollos recién hechos, el placer de no tener que madrugar. Era la estela que deja un avión en el cielo, la puntería de Cupido, mejor que volar."


sábado, 18 de junio de 2016

Veranos

Es difícil abrir los ojos y comprender que no volverás, abrir los ojos y pensar en lo distinto que sería todo si estuvieras aquí, si aún pudieras respirar. Que este verano no vamos a bañarnos en el mar, no vamos a jugar a las palas ni al futbolín, no tomaremos café batido ni helados de yogur. Este verano no vendrás a buscarme a la biblioteca, ni nos pasaremos la noche charlando en la orilla de la playa. Este verano no vamos a ir a la feria ni a jugar al bingo, a los dardos. No te veré montando en los coches de choque, ni bailando con mis pantalones cortos. Este verano no podré pintarte los labios, brindar, perdernos con el coche. Este verano no jugaremos a las cartas, no dormiremos abrazados a 40 grados, no iremos al cine, ni haremos buceo. Ni si quiera celebraremos mi cumpleaños. Pensábamos que este iba a ser nuestro verano, que íbamos a viajar a tantas partes... maldito 30%.
Daría lo que fuera por volver al verano pasado, hace justo un año, volver a vivir cada instante, cuando todavía te quedaban cuatro meses de hacer cosas, de ser feliz. No cambiaría nada porque sé que lo fuiste.
Hoy hace ocho meses desde la última vez que me diste los buenos días, me dijiste lo contento que estabas porque tu madre te dijo que habías engordado, la última vez (y probablemente de las primeras) que hiciste la cama. Ocho meses desde que fui realmente cosciente de lo fácil que te cambia la vida en un segundo. Y es tan fácil que acojona.
Ocho meses pero no te olvido.
Te sigo echando de menos bicho azul.
Te amo martillo grande.
Alioli amor.

jueves, 16 de junio de 2016

Historias de estrellas

Siempre fue una estrella caída del cielo. Era todo fuego, todo luz. De día y de noche, no necesitaba a nadie para brillar y al mismo tiempo iluminaba a todo el mundo. A veces si le veías pasar rápido pedías un deseo. Y jo, os aseguro que es la estrella que más deseos me ha concedido. Se veía de lejos que no era de este planeta, que no estaba hecho del mismo polvo que su alrededor, tenía algo en la boca que quemaba. A veces miraba en sus ojos y me encontraba al sol y sabía que si quisiera le podía hacer la competencia. Pero debe ser que las estrellas no están hechas para estar aquí y un día tuvo que volver al cielo. Y su cuerpo se apagó pero su alma sigue brillando, cada día y cada noche, es esa, la que más reluce, la que parpadea sin parar y va cambiando de color, la que parece que sonríe y sigue llameando luz. A la que le sigo pidiendo deseos...

Felicidad

Me encantaría poder llamarte ahora mismo, tumbarme con la cabeza colgando y los pies sobre el cabecero del sofá, apagar la luz y susurrarte todo lo que íbamos a hacer este verano. Como hace un año, ¿te acuerdas? nos daban las 4 o las 5 de la mañana planeando cosas, contándonos historias. A veces te colgaba y me ponía a dibujar, te escribía cartas o incluso canciones, esperando a que fuera la hora de volverte a llamar para despertarte antes de que te fueras a trabajar.
Me encantaba tumbarme en el sofá con los ojos cerrados escuchando tu voz en mi oído, imaginando que estabas tumbado conmigo, que estábamos tan cerca... a veces miraba por la ventana el cielo y me gustaba saber que esas mismas estrellas estaban sobre tu cama. Y siempre, siempre, siempre nos decíamos: un día menos para vernos.
Saber eso era jodidamente genial. Pasara lo que pasara, por muy malo que hubiese sido el día, eran 24 horas menos para estar juntos. Y es que era raro, ¿no?, cuándo nos veíamos, me refiero. Sentir como si los planetas se alinearan en mi estómago, las mariposas huracanadas en mi pecho. Llegando a la estación se me secaba la boca, a penas podía tragar saliva. Era como una sensación de adrenalina que me recorría las manos, los pies. Como esos nervios tontos antes de salir a hacer una obra de teatro, que hacen que necesites ir al baño 15 veces en 10 minutos. Inquietud, curiosidad, ilusión, impaciencia, ganas, nerviosismo. Una mezcla explosiva que no me cabía en el cuerpo pero que sólo duraba hasta que sentía tu abrazo y olía tu ropa. Entonces todas esas sensaciones se convertían en una sola: FELICIDAD.

sábado, 11 de junio de 2016

"Quiéreme si te atreves"

Tenía tantísimas ganas de ver esta peli contigo. Me río porque el último fin de semana que pasamos juntos te dije que si no la conseguíamos ver antes de que me fuera la iba a ver yo sola en mi casa, porque es una de mis películas favoritas y me apetecía tanto verla... que ilusa, ¿cómo iba a sospechar si quiera que efectivamente acabaría viéndola sola?. Si no lo decía en serio, joder. Y en estos ocho meses no he tenido valor para volver a verla, pero esta tarde he sentido que era el día y la he visto. Y nunca me ha parecido tan triste como hasta ahora. Y he pensado que ojalá estés donde estés hayas podido verla conmigo, que te haya encantado tanto como a mi me encanta. Que ya no sé cuál de los dos finales me gusta más porque ya no podré vivir ninguno contigo. Pero espero que aún no haya llegado el nuestro, que pase lo que pase volvamos a vernos y nos sigamos queriendo. No me abandones, ¿CAPAZ O INCAPAZ?


viernes, 10 de junio de 2016

Quién no te conoció no supo lo que era la suerte

Hola vida, a veces todavía me da la sensación de que estás aquí. Y a veces al mismo tiempo tengo la sensación de que no has existido nunca... es complicado.
Quería decirte que creo que he aprobado tres de los cuatro exámenes a los que me he presentado en junio y no paro de imaginarme lo contento que estarías si pudiera decírtelo. ¿Sabes? el domingo por la noche mientras me preparaba el bolso con las cosas que tenía que llevarme para el examen al día siguiente, lo primero que metí no fueron los apuntes, ni si quiera mi carnet de la universidad. Lo primero que metí fue la pulsera roja que nos compré este verano y las dos canicas azules que me regalaste el último fin de semana que estuvimos juntos. Son mis amuletos de la suerte. Sé que es una gilipollez pero es la manera que tengo de llevarte conmigo hasta la sala de exámenes.
También quería decirte que volver aquí después de estos meses ha sido muy raro, por una parte claro que tenía ganas de estar aquí pero por otra... es cómo si este lugar me atrapara de nuevo. Cómo si absorbiera mi poca energía positiva. No sé. Demasiados recuerdos, supongo.
Cuando el tren pasó por la estación me acordé de la primera vez que viniste a verme, de ese lunes por la mañana que tenías que volverte a tu ciudad después de un increíble fin de semana. Desayunamos con mi padre en el Ikea y me compró esos rotuladores de colores que eran para pintar las fundas de las almohadas y los edredones, y que usé para pintarte una entera. Después nos llevó a la estación para que te fueras. Bajamos corriendo las escaleras y afortunadamente tu tren se había retrasado, el andén estaba lleno de gente y a mi ya se me caían las lágrimas por debajo de las gafas de sol. Entonces me cogiste de la cara y me diste un beso, un beso que sabía a "no pienso volver a estar siete años sin verte," y supe que era verdad, que antes de lo que pensaba volveríamos a vernos. Sonreí y te besé aún más fuerte, con más ganas. Una niña en la fila no paraba de mirarnos. Si esa niña supiera todo lo que pasó desde aquel día entre nosotros...
Lo que no supiste nunca es que cuando volví al coche no me aguanté más y lloré y mi padre me dio un abrazo, comprendiendo lo importante que eras, lo especial que habías sido siempre y él también supo que volveríamos a vernos.
Ahora paso por allí y me acuerdo de esa despedida, de ese reencuentro, y me entristece saber que no volverá a haber más como esos. Que la última vez que te vi no sólo pasarían siete años más sin vernos.
Ayyyy mi amor... a veces me sigue doliendo tan fuerte el corazón pero ya no se lo cuento a nadie. A veces pienso que estoy un poco mejor. A veces el dolor me invade tan intensamente que puedo oírle. Se me mete hasta por los oídos, escucho como me presiona la mente. Y a veces incluso puedo respirarlo. Siento cómo me recorre la sangre.
Y me imagino tu cara, me imagino tu voz gritándome por encima de ese dolor, diciéndome "venga, tú puedes, pelirroja, sé que puedes". Y entonces sonrío aunque las lágrimas caigan de mis ojos. Y me toco el corazón y le suplico que no le abandones.
Que allí donde estés sigas siendo como eres. Lo que eres.
Mi amuleto de la suerte.
Te amo caraculo.
Alioli.
Azules noches.

jueves, 9 de junio de 2016

Recuérdame

¿Te acuerdas cuándo podía desahogarme contándote las cosas que me pasaban?, ¿y cuándo hacías que todos mis viajes en autobus fueran un paseo?. ¿Te acuerdas cuándo prohibíamos decirnos "y yo" en vez de "te quiero"?, ¿y cuándo nos pasábamos hablando la noche entera perdiendo la noción del tiempo?. ¿Te acuerdas lo bonito que era escuchar nuestras voces nada más despertarnos?, ¿pasarnos horas planeando este verano?. ¿Te acuerdas cuándo cantábamos y el mundo parecía un poco menos malo?. ¿Cuándo nos comprendíamos y apoyábamos incondicionalmente?. ¿Te acuerdas de lo que sentías cuándo sólo faltaban horas para vernos, para tenernos en frente?. ¿Te acuerdas de cómo era bañarnos en el mar, el sabor de la piel diferente?. ¿Te acuerdas del primer beso que nos dimos, de lo que sentiste cuando nos cogimos las manos?. ¿Te acuerdas de lo fácil que parecía todo cuándo estábamos juntos?, ¿de lo poco que molestaba la lluvia, el sol, el viento...?. ¿Te acuerdas de cómo me mirabas mientras te hablaba de las cosas que hicimos y haríamos?, ¿de la manera en la que nos gustaba volvernos tan locos?. ¿Te acuerdas de lo que era reírnos a carcajadas, sonreír por chorradas, dormir abrazados?. ¿Te acuerdas de todas las veces que nos comimos el cielo a bocados?, ¿de lo que significaba volar sin estar atados?. ¿Te acuerdas de lo maravilloso que parecía el día si desayunábamos juntos?, batido puleva. De choco.
Ojalá lo sigas recordando cómo yo lo recuerdo, que lleves cada segundo, cada detalle tatuado a fuego. Pero no en el cuerpo. Los mejores tatuajes se llevan dentro.
Ojalá la vida fuera tan fácil como quererte.
Te quiero.