martes, 26 de abril de 2016

Cambios

Van pasando los días en tu vida y parece que todos son iguales, hasta que echas la vista atrás y te das cuenta de que todo ha cambiado. Y te acuerdas de esa niña inocente que eras, de cómo te imaginaste tu vida, de eso que contestabas cuándo alguien te preguntaba qué querías ser de mayor y que ahora no eres, de todas las cosas que estabas segura que nunca harías pero las acabaste haciendo, todas las que querías hacer pero nunca has hecho y probablemente, no las harás nunca. Y comprendes que si esa niña pudiera viajar al futuro y estuviera sentada delante, te abofetearía porque más de una vez te convertiste en eso que dijiste que jamás serías. Pero no lo puedes cambiar, esta es la vida que elegiste, en esas pequeñas decisiones que tomaste día a día, esas que parece que no son importantes y de pronto el día menos pensado son las causantes de que todo tu mundo haya cambiado, de que todos tus planes hayan dado un giro de 180º.
Yo creo en el destino, creo que es la vida la que nos elige. Podemos dar más o menos vuelta para llegar hasta él, pero al final todo pasa por algo y hay cosas que nunca pasan por lo mismo.
Y eso es lo bueno o lo malo, que es impredecible, que tú puedes haber tomado mil millones de decisiones, puedes tener las cosas muy claras, los planes definidos al milímetro en tu cabeza, tus proyectos de futuro... pero entonces pasa algo, algo que no puedes controlar, algo ajeno a todo lo que está a tu alcance, y ese algo es el que hace que todo lo que llevabas años soñando, luchando, pensando... todo cambie.
Y eso es lo bueno o lo malo, que sabes que tarde o temprano, puede que cuando menos te lo esperes... volverá a cambiar.
Y cambian las personas, y unas entran, otras se van, otras regresan y de otras no volverás a saber nada nunca más. Las aspiraciones cambian, las motivaciones, incluso cambia tu forma de mirar la vida. Cambian las prioridades, las preocupaciones, las presiones, la forma de relacionarse, la confianza, las pesadillas, las ambiciones, cambian hasta los vicios.
Y sólo hay una cosa que no puedes permitir que cambie nunca. Nunca, pase lo que pase. El disfrutar de las pequeñas cosas bonitas que te da la vida, porque aunque van cambiando son lo único que al final importa. Lo único que al final te llena. Lo que te llevas.

sábado, 23 de abril de 2016

183 días sin ti

Llevo dos horas delante de la pantalla del ordenador y no se por dónde empezar. Ayer se cumplieron seis meses desde que te tuviste que marchar y me dejaste aquí y, aunque parezca mentira, sigue doliendo como si sólo hubiesen pasado seis minutos. Pero ya no quiero seguir hablándote enfadada, ya no voy a echártelo más en cara, ya no quiero estar cabreada contigo. Si acaso con la vida. Porque sé que tú tenías más ganas que nadie de haberla pasado toda entera conmigo, y en parte lo cumpliste mi amor, porque hasta el último de tus alientos me tuviste contigo, y eso es algo que no va a cambiar nunca. Pase lo que pase ya siempre seré la última persona que te hizo feliz en la vida. Y aunque es sumamente triste, en el fondo me hace feliz. Y no quiero si puedes verme que te pongas triste cada vez que me ves llorar, ya sé que es difícil porque sigo llorando a diario pero, quiero que sepas que si lloro es porque te echo de menos y eso significa que cuando estaba contigo me hacías maravillosamente feliz, que era toda alegría cuando estaba contigo y que aunque ahora mis lágrimas sean la manera que tengo de expresar esa alegría y esa felicidad, no cambio cada uno de los momentos que me regalaste por nada del mundo.
Todavía puedo verte tumbado a mi lado acariciándome la cara, mirándome a los ojos y sonriéndome sin decirme nada y a la vez diciéndomelo todo. Nos veo bañándonos en la playa, haciendo peleas de caballitos con mis amigas en el agua, construyendo castillos, buscando piedras con formas bonitas para poder regalárnoslas. Te recuerdo con veinte capas de ropa paseando de la mano por mi pueblo el invierno pasado, enseñándote mis lugares favoritos, riéndote de esa manera tan tuya en la que se te achinaban los ojos. Montados en el coche acariciándote la pierna dibujándote corazones, mojándote con la ducha cuando ya te habías vestido. Te veo como si hubiese sido ayer cuando bailábamos como dos locos, cuando brindábamos por una vida entera juntos, cuando compartíamos la comida y siempre te dejabas el final en el plato. Te recuerdo tumbadito en el sofá, quedándote dormido en cuestión de segundos sobre mis piernas. Recuerdo cada uno de los mensajes que me mandabas al despertarte, tu voz de dormido cuando te llamaba de madrugada para despertarte y hablar un rato antes de que te fueras a trabajar a las seis de la mañana. Tumbarnos en la terraza a escuchar música mientras mirábamos las estrellas y yo te cantaba todas las letras para dedicarte cada palabra que retumbaba en los altavoces. Te recuerdo siempre riéndote, tan feliz como siempre, tan lleno de vida, de energía. La primera vez que volvimos a vernos, ese abrazo que me dejó sin aire, nuestro primer beso. Vernos todas las películas de dibujos animados que tengo en casa, arropados con las mantas mientras oíamos llover fuera. Comiendo regalices rojos mezclados con cerveza, los lacasitos de colores. 
Te veo cada vez que voy a tu casa y encuentro encima de tu mesa los dibujos que te hacía, las camas deshechas. Y casi puedo verte allí, acurrucado, con tus manos grandes y ásperas buscando mis dedos, surcando mis labios. Y casi puedo olerte, ese olor que era tan tuyo y que no puedo quitarme de la nariz de mi cerebro. Escuchar esa risa, esa voz risueña con la que me hablabas siempre.
Te echo mucho de menos mi vida, mi Lila, mi amor. Te echo mucho de menos porque cada segundo me hiciste sentir la persona más especial del universo a tu lado.
Que suerte tiene el mundo de haber podido conocerte, de que existieras un día y todas esas personas (entre las que por supuesto me incluyo) que pudimos disfrutar de ti y de toda la luz que te envolvía y contagiabas. 
Tengo muchísimas cosas que decirte, muchísimas cosas que contarte, pero no te preocupes porque sé que no se me van a olvidar nunca y que el día que vuelva a tenerte delante ya no voy a dejar que te me vuelvas a escapar nunca.
Ojalá estés bien, allí donde quiera que estés, ojalá estés bien, ojalá me cuides siempre, siempre estés a mi lado que yo seguiré luchando. 
Que ya sólo me queda pensar que allí donde estés estarás haciendo de reír a todos esos niños y niñas que como tú se tuvieron que ir de este mundo antes de tiempo y ahora esperan allí a sus papás y a su familia hasta que llegue el día que puedan abrazarlos de nuevo. Ya te estoy viendo bailándoles "soy una taza, una tetera...", contándoles cuentos, hablándoles de historias, enseñándoles a dibujar. Y me siento orgullosa de ti, por haber sido siempre una persona ejemplar.
Te quiero mi vida, con una fuerza sobrenatural, con una energía que supera todas las barreras y puede llegar a dónde estás. 
Siento que eres cómo la luna, tan preciosa, tan grande y tan brillante que te hipnotiza, y tienes ese deseo desesperado de poder tocarla, de poder morderla algún día, pero que aunque parece que está tan cerca no la puedes coger por mucho impulso que cojas, por muy alto que saltes, por muy largo que te estires. Pero sigue allí cada noche, y te conformas con verla, con saber que cuando el sol se acueste allí estará ella, fiel a la noche, a sus estrellas.
Y aunque no puedas contestarme yo te seguiré hablando cada día, para que busques la manera de responderme, y te seguiré queriendo con todo ese amor que te tenía y siempre te tendré guardado hasta que volvamos a vernos. Porque volveremos a vernos, mi amor.


"El suyo era un amor inmortal, ni envejecía ni se moriría nunca, aunque pasaran cien años más sin verse."


Te amo caraculo. Media docena de meses sin ti no es nada comparado con la eternidad que tendré a tu lado. Te quiero.

lunes, 18 de abril de 2016

18x6

¿Cómo puede ser posible que después de medio año siga doliendo como si hubiera pasado ayer? Como si siguieras en el hospital, joder cómo me gustaría que estuvieras en el hospital, que por lo menos allí tenía la esperanza de que volvieras a abrazarme. Pero ya no. Ni esperanza ni desesperanza, sólo queda desesperación. Seis meses que no consiguen que me haga a la idea de que todo esto ha sido real. De que de verdad te hayas marchado para no volver, para pudrirte en una caja. No te mereces estar ahí, ni si quiera te mereces estar en el cielo, te merecías más.
Ayer fui "a verte" y no puedo describir lo que sentía cuando me agachaba en frente de tu lápida y pensaba que eso es lo más cerca de ti que podré estar en la vida. Menos mal que, por suerte, tu prima y ella me acompañaban e hicieron que no me sintiera sola, incluso que me riera. Gracias por haberlas puesto en mi vida, por haberme dejado personas que me sigan cuidando y se preocupen por mi. Al igual que tus amigos, que ayer nos tomamos una cerveza con ellos y aunque sea sumamente extraño que no estés tú, me encanta estar con ellos porque cada uno representa una parte de ti. Supongo que ya sabrás que tus padres te necesitan más que nunca y que espero que estés con ellos y les ayudes a salir de esto. No hay nada peor que escribirle a alguien que no podrá leerlo jamás, por eso no puedo evitar pensar con todas mis fuerzas que de alguna manera soy capaz de transmitirte alli donde estés que te sigo queriendo con la misma locura de siempre, aunque yo ya dude de si me quieres, hasta de si me querías.
Espero que te guste lo que te llevé ayer al cementerio, porque aunque ya no sirva de nada quiero que sepas que nunca dejaré de hacerte regalos, de esos que tanto te gustaban.
Daría todo por tenerte en este mundo otra vez la última semana, por repetir todos esos momentos en los que me hiciste infinitamente feliz y poder devolvértelos de alguna manera.
Gracias por haber cambiado mi vida, por ser la luz que me sacó de la sombra que me tenía absorvida. Por haber sido mi vida, a secas. Gracias por haberme hecho la persona más feliz de este planeta, por todo lo que me ayudaste, lo que me apoyaste, lo que me aguantaste. Gracias por haber sido siempre sincero conmigo, por hacer que confiara en ti ciegamente. Gracias por haberme dejado tantísimos buenos recuerdos, porque hasta los malos nos hicieron felices. Haría lo que fuera por retroceder estos últimos meses en el tiempo, para poder abrazarte más fuerte, mirarte a los ojos y decirte lo mucho que te amo, lo íncreible que eres y serás siempre. Eras lo mejor que ha existido en la vida, en el mundo, en el universo. Gracias por haber decidido compartir los últimos momentos de tu vida conmigo, tus últimos besos. Gracias por haberme convertido para siempre en tu último amor, por haber cumplido mis sueños antes de irte.
Te echo de menos y te echaré toda mi vida, cada vez que me de la vuelta en la cama y no te encuentre abrazándome. Cada vez que mire el buzón por si me has escrito una carta, cada vez que me sienta sola a contemplar el mar en una playa. Te echaré de menos en cada cosa, en cada lugar, en cada persona. Da igual la hora que sea, no importa el día de la semana, me estarás haciendo falta. Como siempre y como nunca.
Te quiero mi vida. Muchísimo. Nadie puede imaginarse cuánto.
Azules noches Lila.

viernes, 15 de abril de 2016

Duérmete

Pasa el tiempo pero no deja de doler, ni si quiera duele menos, simplemente aprendes a controlar el dolor, a vivir con él. Pero hay momentos en los que es tan grande, tan agudo y tan intenso que supera todas tus barreras y explota, arrasando con todo. Sientes como te falta el aire y un pinchazo tan profundo en el corazón que piensas que se va a salir la sangre. Y, ¿qué haces? Intentas controlar todos los recuerdos que inundan tu mente en forma de imágenes, de voces, de olores. Intentas retenerlos con todas tus fuerzas, aunque sepas que es imposible evitar que broten. Y lloras como nunca has llorado, como si las lágrimas fueran calmantes. Pero por desgracia no lo son, y no encuentras alivio en nada porque sigues preguntándote cómo es posible que hace unos meses paseáramos juntos por la playa y ahora estés podrido en un agujero. Y te retuerces de dolor y das vueltas en la cama deseando dormirte para dejar de vivir por un rato en esta realidad que es una mierda. Una puta mierda, hablando claro.
Y te das cuenta de que cuando el dolor se duerme (aunque siga ahí) y te permite disfrutar un poco de las contadas cosas buenas que te da la vida, tienes que intentar exprimirlas todo lo que puedas, rebañar cada segundo del momento, forzar cada sonrisa que te permita seguir manteniendo el dolor dormido, porque sabes que, tarde o temprano, se volverá a despertar.

Viajes fantasma

Voy camino de tu ciudad, un 15 de abril como otro cualquiera, con la triste certeza de que no nos encontraremos. Una de las cosas más duras es pensar en todo lo que haríamos si tú siguieras aquí y es que me encantaría cambiarte las visitas al cementerio por unas cuantas cervezas frías y una partida a los dardos. Ojalá llegase hoy a la estación y me estuvieras allí esperando, con una bolsa enorme de regalices rojos y los brazos abiertos. No sabes como me jode que la mayoría de las personas no valoren lo que tienen cada día que pueden despertarse al lado de la persona a la que aman, cada vez que pueden tocarla, besarla, hablarla. Y aun así discuten por tonterías y pierden un tiempo clave en su vida que no volverá. No se dan cuenta de que tienen la mayor suerte del mundo. Una suerte que a mi se me ha acabado y a ti te ha matado.
Es tan raro tener tantos recuerdos felices e inmensamente tristes en el mismo sitio... que antes amase ir allí y ahora tiemblo porque parece mentira que algún día coincidiéramos, que compartiésemos cosas por esas calles juntos.
Si siguieras en este mundo hubieses puesto una cuenta atrás con las horas que faltan para vernos. La última vez que publicaste eso me faltaban sólo 11 horas para llegar a tus labios. Me pregunto de cuantas horas será ahora esa cuenta atrás.
Ya estoy llorando y todavía me quedan dos horas para llegar. Miro el paisaje y me acuerdo de la vez que me trajiste en coche este verano, y la verdad, deseaba que nunca llegásemos a ninguna parte porque me encantaba estar sentada allí, a tu lado, hablando de mil millones de cosas, cantando. Cada vez que pasábamos por un semáforo en rojo yo era feliz de saber que, inevitablemente, estaría allí sentada contigo unos segundos más.
Ojalá sea verdad que estás, que dentro de un rato nos darás un abrazo a las dos y podamos sentirlo como si nunca te hubieses ido. Un abrazo de esos que te cortan el aire, sentir cada uno de tus huesitos bajo mis brazos... te quiero mucho mi vida, te azuleo hasta la última luna de Neptuno. Hasta la última.
Alioli Lila, en un rato nos vemos.
Feliz 15.

miércoles, 13 de abril de 2016

Sólo un instante

Hoy te quiero dejar un texto que he encontrado que te escribí el 21 de diciembre del 2014, ese día me sentía la persona más feliz del mundo mientras te dedicaba cada palabra que me salía desde lo más profundo y sincero que había en mí. Un mes después me enviaste una carta a mi casa con el mismo texto escrito por ti, diciéndome que te encantaba. Que no había nada más bonito que que alguien te dijera que eras su inspiración y te lo demostrara.
Hoy he vuelto a leerlo y pienso en que si ese día alguien me dice que casi un año después ibas a perder la vida no me lo creería. Pero, ¿sabes? leo cada línea y siento exactamente lo mismo que aquel día.
Que me bastó un sólo instante para quererte siempre, y a ti un sólo instante para cambiarme la vida.


martes, 12 de abril de 2016

Autobuses de larga distancia

Esta madrugada hace seis meses desde la última vez que nos dimos un abrazo, la última vez que me dejaste en esa estación a la que llegaré este viernes, para despedirte de mí y me dijiste lo muchísimo que me amabas y lo pronto que nos veríamos. Recuerdo que tu abuela me pidió que no te dejase quedarte conmigo en la estación hasta que saliera el bus, porque tenías que madrugar al día siguiente y si no sólo ibas a dormir cuatro horas, pero tú te empeñaste en quedarte hasta el último segundo, (y ahora mismo sintiéndolo mucho por tu abuela, menos mal) te pedí que me escribieras como siempre cuando llegaras a casa, y de pronto me mandas un mensaje diciéndome que se te ha roto el coche de vuelta y que estás tirado esperando a la grúa. Yo me reía en el bus, pensando en nuestra mala suerte y me dijiste que te habías pasado todo el puente pidiéndome que me quedara allí contigo y si se llega a romper el coche de camino a la estación me hubiese tenido que quedar. OJALÁ SE HUBIESE ROTO.
Me encantaría tener ese coche algún día, cuando me saque el carnet de conducir le voy a decir a tus padres que si algún día piensan venderlo que me lo vendan a mí, que mira que no es para nada el coche de mis sueños, pero he cumplido tantos sueños en él...
Ahora cuando llegue allí me entrarán los siete males de imaginarte esperándome como siempre porque sé que no estarás y noto como se me rompe el corazón cada vez que miro ese dársena y pienso que hace seis meses estabas allí, con tu carita triste pero sonriéndome mucho, colocando mi maleta, cogiéndome de la mano.
Pero, ¿sabes? menos mal que tenías la mejor prima del mundo y va a venir a recogerme, para que no esté sola. No sabes cómo te agradezco que me la presentaras, que me obligaras a ir con ella a beber cerveza, que ahora pueda contar tanto con su apoyo porque es muy importante para mí tenerla cerca. Me entiende, me apoya, hace algunas de tus funciones en mi vida. Así que muchas gracias por haber conseguido que alguien como ella pueda cuidarme en tu nombre y no me sienta tan sola.
El domingo voy a ver a tus padres, espero que estos días que te siento menos sea porque estás al lado de tu madre, porque te necesita mucho, ¿sabes? tienes que darle mucha, mucha fuerza allí donde estés, no dejes que se rinda, ¿vale?. Yo el domingo le daré un abrazo muy fuerte de tu parte.
Estoy terminando mi proyecto, vida. Espero que me de tiempo a acabarlo antes del domingo para poder llevártelo al cementerio... que tengo ganas de ir, la verdad. (A ver, obviamente lo último de lo que tendría ganas en mi vida es de ir a verte a un cementerio, ¿no?, pero que necesito ir, sentirme más cerca de tu cuerpo y de tu gente). Hace casi cinco meses desde la última vez que fui, no sé como lo voy a llevar. Te echo tanto de menos... que no se puede definir con las palabras, no se puede de verdad.
Esta noche he vuelto a soñar contigo, era una pesadilla pero sólo con haber tenido tu cara en frente de la mía me conformo, con haberte podido volver a besar...
Te quiero con locura Lila, ojalá pudiera gritarlo lo suficientemente alto como para que me escucharas. Como para que no lo olvides.
Te amo, mi amor. Te amo muchísimo. Quiero que estés siempre conmigo. Siempre, por favor. Hasta que podamos volver a tenernos en frente, pero no en sueños, cuando estemos en la misma realidad.
Te Azuleo pedazo de guapo. Mi niño bonito. Mi pequeñajo.

viernes, 8 de abril de 2016

Ver la vida pasar

Me encantaría poder compartir mi nueva vida contigo, cogernos de la mano por la calle a todas horas y que tus ojos fuesen lo primero que viera cada mañana al abrir los míos. Me encantaría estar pegada a ti cada segundo, sentarnos en la arena de la playa a mirar las olas y tumbarnos por la noche a contemplar las estrellas. Hoy te quiero dedicar esta canción, lo primero porque la descubrí gracias a una persona muy especial para ti que, por cierto hoy cumple años, y que a mí me ha demostrado que se merecía con creces todo el cariño que le tenías.
Y lo segundo porque, y aunque cada vez que la escucho lloro, no te voy a mentir, cada vez que la escucho me imagino cómo sería la vida si estuviésemos juntos, si no tuviera que aprender a vivirla sin ti y con el vacío tan grande que me has dejado. Nos imagino cuando la escucho caminando bajo la lluvia, riéndonos de cualquier chorrada, compartiendo cervezas mezcladas con besos y vasos de alcohol que nunca se acaban. Nos imagino tumbados en el sofá cantándola, cogiéndote de la mano y acariciándote la cabeza mientras conduces a mi lado como siempre. sonriendo cada vez que te veo mirarme de reojo. Nos imagino bailando como dos locos, como si nadie nos estuviera mirando, cocinándote en la cocina, duchándonos juntos. Nos imagino en la cama muy abrazados, acariciándonos, mordiéndonos despacio. Nos imagino comiéndonos a besos en la cuesta mecánica del centro comercial, bebiendo zumos de sandía y melón, buscando el coche por el aparcamiento, corriendo por el borde de la acera.
La escucho y me imagino en lo feliz que te haría todos los días, en lo feliz que me harías sólo por tenerte conmigo. Por escuchar lo mucho que me amas de tus labios cada día.
Te echo muchísimo de menos, mi vida. Al borde de los seis meses sin tenerte conmigo y me sigue pareciendo que algún día te pondrás bien y volverás a buscarme para quererme todos los días de mi vida. Que no volverás a marcharte.
Te quiero.
Te azuleo con toda la fuerza, con todas las leyes físicas del universo, con las que sabemos y con las que no. Con toda la energía que existe, con toda la locura del mundo. Te azuleo por haber sido cómo eras y haberme convertido en lo que soy. Espero que siempre estés conmigo. Siempre, mi amor.


domingo, 3 de abril de 2016

Rencores de madrugada

A veces me da la sensación de que fuiste un espejismo. No sabes la falta que me haces, como noto cada día que eras la persona que mejor me comprendía. Tengo tantas cosas que contarte, tantos besos que darte... es tan frustrante todo desde que no estás, vivir se ha convertido en un auténtico reto y sigo besando cada noche tus fotos como si pudieras sentirlos, pensando que tú no haces nada por intentar que yo sienta los tuyos y pienso que no estás, que le escribo a un papel vacío, a un sentimiento muerto. Siento que una parte de mi vida se fue contigo, que te llevaste mi corazón partido y que te dio igual, que no luchaste hasta el final, que nuestro amor no fue capaz de salvarte la vida. Siento que soy una imbécil que habla cada noche con la nada contándole lo que un día fuiste, lo que significaste y en lo que te convertiste para mi. Siento que nunca te tuve, que nunca me quisiste lo suficiente como para quedarte aquí y te odio por haberme abandonado sin nadie a quien acudir. Me duele cada día el alma al saber que no te podré decir todo lo que me pasa, todo lo que pienso y cada palabra que intenta describir lo que sentía cada instante que te tenía junto a mi. Lo eras todo y de pronto te convertiste en nada, ni si quiera te pudiste despedir. Cada mañana me levanto pensando en que pasara otro día sin saber de ti, sin verte, sin cumplir cada promesa y cada sueño que compartíamos los dos, todas las cosas que nos quedaban por hacer, por vivir... todos los días me levanto y me doy cuenta de que ya no puedo contar contigo para seguir, que ya no cuento con nadie que me llene como lo hacías tú y que jamás lo encontraré. Y no hay nada que desee más en este mundo que volverte a ver. Te lo juro, vida. Que daría lo que tengo y lo que tendré por tenerte otra vez, por volverte a abrazar... y es que me sigue pareciendo que no es real, que algún día volverás y me explicarás que coño pasó para que lleve tanto tiempo sin tu amor, sin todo eso que me dabas...
Pero aquí estoy, sin saber por qué ni cómo aquí sigo, poniéndome en pie, luchando y viviendo por los dos, por todo lo que nos prometimos, por lo que me hiciste creer... aquí sigo como si pudiera sostenerme sin ti, como si fuera tan fácil seguir.
Cuando ves a la persona que más amas en el mundo morir piensas que tú también te vas a ir con él, porque nada te gustaría más que desaparecer y dejar de sufrir... pero entonces pasan los días y sigues aquí, respiras sin poderlo evitar... y tienes hambre y comes y tienes sed y bebes y es entonces, y sólo entonces cuando descubres que por muy rota que tengas el alma y por muy sola que sepas que estés... no es tan sencillo dejarlo todo atrás y si despues de toda esta mierda no me he muerto de pena, rabia y frustración... sé que no habrá nada que pueda matarme.
Y que aunque seas un puto cabrón y me hayas dejado tirada te amaré con fuerza todos los días de mi vida porque me hiciste la persona más feliz que ha pisado la puta Tierra y por eso te lo debo todo y te lo deberé siempre, siempre, joder.