sábado, 22 de octubre de 2016

Jueves 22

Pero no pude seguir escribiendo, nunca fui capaz de volver a escribir.
El 22 de octubre del 2015 marcó un antes y un después en mi vida. Ese día me di cuenta de lo frágiles que somos, de lo importante que es decirle a quienes queremos que lo hacemos, que nunca te puedes ir a la cama enfadado con alguien que te importa, que la fe es una puta mierda y la esperanza se acaba perdiendo. Me di cuenta de que existe un último día, de lo fácil que es perderlo todo. De lo que se siente al perder de verdad a alguien, al saber que jamás volverás a verle. Ese día supe de verdad lo que era el dolor. Y desde entonces no he vuelto a ser la misma. Porque ese día una parte de mí se perdió contigo, y la otra parte sigue escondida.

Mi madre solía decir que el 2015 iba a ser un año muy especial, que iba a ser un año de cambios y que iba a ser un año mejor. Y, ¿sabes qué? que a pesar de todo, tenía razón. El 2015 fue el mejor año de mi vida.
Este año ha sido el peor. Ha sido el primer año sin ti. Las primeras veces sin ti. Y ha sido jodidamente difícil. Un año entero ya. Sin ti. Todos y cada uno de los días pensándote con la maldita frustración de no poder hablar contigo, de no poder verte. Todas las noches acostándome con un único deseo en la cabeza, con la esperanza de soñar contigo, porque es el único sitio en el que aún puedo verte y tocarte. Un puto año, todas las noches. Se suponía que había que dejar que pasara el tiempo para que esto sanase, ¿no? ¿Y porqué después de un año sigues doliendo?. ¿Cuánto tiempo más tiene que pasar? Es que una parte de mí sigue flipando. No puede creérselo, no lo soporta. ¿Cómo ha podido cambiar todo tanto sin ti? Nunca me hubiese imaginado que se podía llegar a echar en falta tanto a una persona. Que dependía tanto de ella.

Hoy dueles como el primer día, como ese mensaje que me dice que estás en el hospital, como el eterno viaje en tren, la sala de espera, esas ganas de vomitar, la cara de tu padre, las malas noticias, las noches en vela, rezar, la comida del hospital, las palabras del médico para decirnos que no estás, los gritos de tu madre. Como el olor del alcohol desinfectante, el número de tu camilla, los sonidos de las camas de la UCI al pasar por el pasillo. Como la sangre de tu oído, tu cuello hinchado, las lágrimas de tus ojos.
Dueles, no te imaginas cómo dueles. Me sigue faltando el aire y me cuesta tragar saliva pero inevitablemente vuelven, todos los recuerdos, los malos, los buenos, y dueles.
Un año después, pero dueles.

Y no te olvidamos, y ojalá supieras lo mucho que te echa de menos todo el mundo, lo mucho que todo el mundo te quiere y lo muchísimo que se nota que no estás. Y sé que hay una parte de ti en cada uno, y que por eso no morirás nunca.
Mi madre desde que soy pequeña me ha dicho que cuando una persona se muere, sigue viva dentro de nosotros y mientras no la olvides siempre seguirá viva de alguna manera, y por eso ella no quería entrar en los velatorios ni en los hospitales porque quería quedarse sólo con el recuerdo de la persona que se había ido mientras estaba viva. Y quizá debería haberla hecho caso, porque tu cara blanca y fría ya no se me olvida. Pero entonces jamás lo hubiera creído. Aunque tú ya no estabas allí. Pero tampoco pienso olvidar nunca cómo eras cuando estabas vivo, porque es inevitable sonreír cuando pienso que hemos vivido esos momentos y que mientras duraron te hice tan feliz como tú a mí.

Un año pero no significa nada.
Te quiero Lila

viernes, 21 de octubre de 2016

21/10/2015

"Hola bichito. Anoche no te escribí porque no me veía con fuerzas. ahora mismo no sé ni que nos dijeron. Pero has conseguido pasar otra noche y eso es lo que importa. Esta mañana nos han dicho que el riego que te llegaba de sangre ayer al cerebro hoy ya no te llegaba y que te iban a hacer una última prueba por si acaso. Menos mal, después de entrar a verte nos han dicho que te llegaba un hilillo y aunque es muy pequeño todavía hay esperanza. Así que tienes que seguir luchando, por favor.
Esta mañana ha estado aquí tu mejor amigo pero no ha podido entrar a verte porque se tenía que ir a trabajar. Lo tienes muy preocupado al pobre.
Ahora estamos esperando para entrar otra vez a verte, ojalá nos den buenas noticias mi amor.
Ha venido ella a verte y hasta he hablado con ella, esto es una jodida locura.
Por lo demás pues ya ves, aquí nos tienes a todos pendientes de ti, en un sin vivir y echándote a más no poder de menos.
Yo no me separo de tu hermana, manda cojones que sea ella la que se pase el día consolándome a mi en vez de yo a ella.
Sabes? Tengo las dos canicas azules que me regalaste el fin de semana pasado en la riñonera, las más bonitas de tu colección de canicas. Ojalá nos den suerte.
Tu padre dice que cuando ha bajado a la capilla ha sentido una sensación extraña de que las cosas van a empezar a cambiar y te vas a poner bien.
Ojalá sea verdad.
Tu chache está fatal,  casi no quiere ni comer así que como no te recuperes pronto, cuando te despiertes va a estar más delgado que tú!
Ay vida, las horas aquí se pasan eternas. Es horrible estar todo el día esperando para poder verte diez minutos y encima de todo cuando te tengo delante no se ni que decirte.
Un día me dijiste que por mí harías lo que fuera, lo que yo te pidiera, Pues lo único que te voy a pedir es que te pongas bien pronto, que sigas siendo el de siempre, porque eres el mejor y no te imaginas la falta que me haces, a mí y a todos.
Le haces falta al mundo pequeñajo.
Te prometo que cuando te despiertes te voy a regalar mis pantalones verdes, los que te dejé este verano.
La promesa más importante que me has hecho desde que te conozco es que pase lo que pase siempre sería la PENÚLTIMA vez para todo.
La penúltima vez que nos hemos dado un beso, la penúltima vez que te he abrazado, que hemos contado estrellas.
La penúltima vez que hemos bailado, que he estado en tu casa.
la penúltima vez que dormimos juntos, que nos inventamos una palabra, que hacemos una locura.
La penúltima vez que nos queremos, la penúltima vez que voy todo el camino en el coche cambiándote la emisora de radio hasta que encuentro una canción que me sé para ir cantándotela, aunque me invente la mitad y ni si quiera entone.
la penúltima vez que vamos al cine, que comemos nuggets de 20, que nos hinchamos de lacasitos.
Y un eternísimo ETC de penúltimas veces que me debes porque me lo has prometido, y tienes que cumplirlo, no es opcional.
Esta noche si tengo fuerzas te escribiré cuando llegue a casa de mis abuelos, porque no puedo con el cansancio y me duelen los ojos de llorar y mantenerlos abiertos.
Recupérate pronto por favor, mi vida. Dame una buena noticia ya.
Te Amo."

jueves, 20 de octubre de 2016

20/10/2015

"Hola vida, la médico nos ha dicho que si no te mueres en cuatro días lo más seguro es que te quedes vegetal, pero yo quiero pensar que no, que no puedes hacerme esto y que aunque sea por nosotros, por tus padres, vas a salir de esta.
Hoy he conocido a tus primos pequeños, que por cierto al peque ya le han quitado la escayola. Iban con una equipación del Real Madrid, tú te crees! jajaja
Cuando he llegado he invitado a tu madre y a tu prima a desayunar, tu padre dice que se ha desayunado un huesito y un colacao, como un niño chico. También me ha dicho que les has transmitido todo el cariño que me tienes y que pase lo que pase voy a ser como su hija en su casa. Muchas gracias mi amor por hacer que tu familia me quiera tanto, al menos esto ha servido para unirme a ellos.
Cambiando de tema no sabes el amanecer tan, pero tan bonito que había esta mañana, tenías que haberlo visto. Vamos, que le he hecho una foto para que lo veas.
Tengo muchas ganas de abrazarte así que te tienes que despertar ya. No sabes como echo de menos que me mandes un mensaje de buenos días y de buenas noches, no paro de mirar el móvil para ver si me has escrito. Dios esto no te lo voy a perdonar en la vida. Si me quieres despiértate ya, coño.
Ya sé que te gusta mucho hacerte el duro y que te estás haciendo de rogar como siempre, pero creo que esta vez te estás pasando de la ralla. 
Sabes esa foto nuestra que subí al twitter? La tengo puesta de fondo de pantalla, no paro de darla besos y pensar en lo bien que nos lo pasamos ese día. Joder vida, esto es como una de mis pesadillas, pero peor porque de esta no me puedo despertar. Te veo ahí tumbado y me acuerdo del domingo pasado en tu casa cuando te quedaste dormido encima mío viendo la peli y me pasé las dos horas acariciándote la cara viendo como dormías pensando en lo guapo que estabas. Y luego te desperté para que nos fuéramos juntos a dormir a la cama, a nuestra cama. 
Pero ahora no estás guapo, a decir verdad estás bastante feo, aunque me muero de ganas de despertarte y que nos vayamos a dormir juntos.
Anoche había un montón de estrellas en el cielo, tenemos que ir a verlas a tu terraza mientras escuchamos música y nos inventamos constelaciones, como el fin de semana pasado.
Me haces mucha falta bichito.  Ponte bueno ya, por favor, no nos hagas esto más.
Te amo, luego te escribo que en un ratito voy a entrar a verte...
Ojalá supiera que decirte para que te despertaras. He pensado en morderte una oreja, pero como suelo entrar con tu familia me da un poco de vergüenza.
Ánimo mi amor, que tú puedes. ¿Cómo va a pararte una pared? 
¿Me quieres? Demuéstramelo.
Te quiero hasta la luna más lejana de todo Neptuno.
Te quiero como para que nos vayamos a vivir en ella. 
Ah, y he pensado que ya no me hace falta una máquina que me teletransporte, ni una que me haga olvidar cosas, lo que necesito es una máquina que vuelva atrás en el tiempo, para obligarte a prometerme que te vas a poner el casco. Y para darte más besos y abrazarte más fuerte.
Prométeme que vamos a hacer todo lo que tenemos pendiente. Prométeme que vas a cumplir todas las promesas que me has hecho.
Te quiero mi amor.

Hola vida, el médico nos ha dicho al medio día que has empeorado un poco desde ayer, que el cerebro se te sigue hinchando en vez de deshincharse y que tienes las pupilas más dilatas que ayer, y eso es mala señal. Pero estamos optimistas porque ya llevas aquí casi 48 horas y sigues aquí y esas son las horas más críticas.
Bua amor está lloviendo a mares. 
Le he dicho a tu madre que ya verás cuando te cuente la vergüenza que me daba comer con ellos y llevo dos días desayunando y comiendo con ellos y te lo estás perdiendo.
Tu madre me ha dicho que soy parte de su casa ya. Aaaay, cuánta falta nos haces.
El médico también nos ha dicho que estás tan sedado que seguramente ni nos oyes, pero yo no paro de hablarte. Te he puesto la canción, te he mordido la oreja y hasta te he dado tres besos en los labios. Bueno, en el labio de arriba porque tenes como una mordaza de vendas en la boca que no te digo ná.
Bua vas a flipar con lo que te voy a contar, para que luego dudes de si te quiero. Nos ha dicho una mujer que estaba en la sala de espera que hay una especie de monja muerta en un convento que concede milagros... pues imagínate, pa' ya que hemos ido. Sí, sí, he estado en un convento y he hecho lo más parecido a rezar que he podido. Vamos, que llevo una estampita en la cartera. Y había un cristo que medía más de 2 metros pero he aguantado el tipo por ti como una campeona. :)
Ah y cuando íbamos de camino para el convento en el coche tus padres y yo  le he renegado a tu madre por no ponerse el cinturón. Jajaja
Hemos estado hablando de ti todo el camino, de lo bueno que eres y de lo muchísimo que te haces de querer. Ahora a las 19.30 entraremos a verte otra vez, le he ordenado a tu cerebro que empiece a deshincharse así que espero que ya haya empezado a hacerme caso, que mañana cuando llegue aquí quiero que los médicos me den buenas noticias.
Estoy pensando que te tenía que haber comprado un libro más gordo, porque a este paso antes del fin de semana te lo he escrito entero.
Bueno pequeñajo, voy a ver si te veo.
Esta noche te escribo y te cuento las novedades.
Te quiero con toda la locura de Neptuno, mi amor."

19/10/2015

"Hola mi amor.
Ayer por la tarde me mandó un MD tu mejor amigo contándome lo que te había pasado pero no me lo podía creer. Ahora no. No cuando más te necesito y no ahora que por fin todas las cosas iban a cambiar de verdad. Quiero que sepas que cuando te despiertes y te pongas bien te voy a pegar una paliza que te voy a mandar de vuelta al hospital. Que lo último que hablamos fue que te pedí que te pusieras el puto casco. A partir de ahora me vas a hacer caso en TODO lo que yo te diga y sin rechistar, eh.
Bueno vida, que en cuanto me enteré saqué un billete de ida para venir en el primer tren, he llegado a las 12.00 de la mañana y tus amigos me han ido a recoger a la estación. En cuanto he llegado he visto tu tía y a tu prima que me han dado un abrazo y me han dicho que a las 13.00h podía entrar a verte, y que seguramente me puedes sentir y oír cuando te toco.
Cuando he subido he visto a tu padre, que está destrozado, y me ha dado un abrazo y me ha dicho:
- Ay lo que te quiere, lo que te quiere mi hijo.
Yo le he dicho que ya lo sé y que le juro que yo también a ti, muchísimo.
A tu madre no me he atrevido a decirla nada porque tenía la cara desencajada.
Hemos entrado a verte y no veas, te han rapado la cabeza y te han dejado las barbas, tu prima y yo te hemos estado vacilando con eso. Te he tocado las manos y los brazos y te he acariciado la tripa y el pecho. Tu abuela se ha pasado todo el día diciéndome que cuando te he hecho eso se te ha acelerado la respiración, que se conoce que me has reconocido. Ojalá vida, ojalá sepas que estoy aquí y que no me pienso marchar hasta que estés bien. Tu padre todo el rato te dice que mira quien está aquí, que estás todo el día mencionándome y que estoy aquí, que estoy aquí contigo y que lo voy a estar para siempre.
Pero nada, tu empeñado en no despertarte.
Los médicos dicen que estás muy grave, y que si te salvas te van a quedar secuelas, pero yo no les creo porque tú me has demostrado que los sueños se hacen realidad y que nada es imposible, y yo quiero pensar que el amor es lo más fuerte que tenemos entre nosotros, tanto incluso que puede salvarte la vida.
Espero que puedas oírme cuando te hablo, porque hoy te he susurrado que TE AMO, te he hablado de todas las cosas que tenemos que hacer, de todas las promesas que tenemos que cumplir y de los siete millones de besos que me debes. Y hablando de promesas, me has prometido que te vas a poner bien. Porque yo te he dicho:
- Prométeme que te vas a poner bien. Si me lo prometes quédate callado.
Y eso has hecho, así que lo prometido es deuda, mi amor.
Quiero que sepas que cuando hemos salido me he sentado en el suelo y he empezado a llorar y tu madre me ha dado un super abrazo y me ha llevado literalmente de la mano a la cafetería para que comiese algo. Y todo el rato estaba conmigo diciéndome que te vas a poner bien. Creo que ella también está empezando a quererme :)
Te alegrará saber que he conocido prácticamente a toda tu familia y que todo el mundo se está portando super bien conmigo y me está cuidando muchísimo.
Tu tía me ha dicho que no estoy sola y que para ellos soy una más de la familia. Me siento super bien de que me estén tratando tan bien, porque de verdad que lo necesito.
Ahora estoy en casa de mis abuelos, mañana a las 8:40h he quedado con tu prima para ir a verte otra vez, aguanta mi vida.
Mi abuela me va a hacer una trenza mañana para que vaya a verte, como la que me hizo aquí en la feria, para que me digas lo bien que me queda y lo guapa que estoy. Y me voy a poner una camiseta azul para que nos de suerte. HAY QUE CONFIAR EN LA BUENA SUERTE MI VIDA.
Quiero que sepas que mi abuela me ha dicho que este verano estás invitado a comer, que ella y mi abuelo tienen muchas ganas de conocerte, así que ya te estás poniendo bien. De todas formas mañana te lo diré, y que mis amigos te mandan muchos besos y te recuerdan que tenemos un viaje pendiente a Ibiza! :)
Mañana cuando te vea te voy a poner la canción de "Y cuando no" de Bely Basarte, que me encanta y te la iba cantando el sábado en el coche, te acuerdas?
ojalá sirva para que empieces a reaccionar para bien ya porque necesito ayudarte bichito.
Te quiero con locura."

Los peores días de mi vida

Hace poco más de un año y antes de que nos viéramos por última vez, mi hermana me encargó que fuera al Fnac a comprarle un libro a una amiga suya por su cumpleaños. Buscándolo encontré uno que se llama "Casi sin querer" de poemas cortos de un autor que solía leer en twitter. Le eché un vistazo y me encantó y pensé que a ti también te encantaría así que decidí regalártelo. Te llamé y te dije que tenía algo para ti pero que primero quería usarlo yo (quería leérmelo entero antes de dártelo). Al poco tiempo íbamos a vernos y quería llevártelo pero me pediste que te lo mandara después por correo, y me pareció genial porque no me había dado tiempo a acabarlo. Ni si quiera sabías lo que era pero estabas como loco. Al final fui a verte y no te lo llevé y cuando quise mandártelo ya era demasiado tarde. Nunca he terminado de leerme ese libro y mira que tengo la mala costumbre de llevármelo a todas partes. Cuando me enteré de que estabas en el hospital me saqué un billete de ida en tren y al preparar la mochila metí el libro, lo metí porque estaba completamente segura de que te ibas a poner bien y de que me iba a sentar en el borde de tu cama a leértelo todos los días desde que te despertaras. Pero nunca te despertaste, nunca pude darte el libro y, aunque alguna vez me lo he llevado al cementerio y me he sentado en el suelo a leerle en voz alta a tu lápida algún que otro poema, nunca he sido capaz de terminarlo.
Los cuatro días que estuviste en el hospital, esos horribles y largos cuatro días de los que esta semana se cumple un año, nos pasábamos las horas muertas en la sala de espera, la mayor parte del tiempo sentada en el suelo o bajando cada dos por tres a la calle con tu prima. Nunca jamás en mi vida me han dolido tanto los ojos como esos cuatro días, nunca he dormido tan poco, he tenido tanto miedo, tantas ganas de vomitar. Y a veces incluso vomitaba. Todo eran silencios y sollozos, cuando cruzábamos miradas entre nosotros intentábamos fingir sonrisas de esperanza pero en el fondo todos sabíamos que los peores días no habían hecho más que empezar. Y era imposible matar el tiempo, nos pasábamos todo el puto día allí esperando a que fuera la hora de verte. Aunque esa media hora casi era la peor de todo el día. Nunca olvidaré la primera vez que entré a verte en la UCI, pero desde luego jamás olvidaré la última. Cuando ya nos dijeron que estabas muerto pero que seguías enchufado a la máquina y apoyé mi oído contra tu pecho sabiendo que era la putísima última vez que te escuchaba el corazón latir.
Así que cómo no había mucho que hacer, excepto rezar, cogí un lápiz y todos los días te escribía entre los márgenes de las hojas del libro, contándote lo que pasaba para poder leértelo cuando despertases. Nunca te lo leí. Y ahora quiero compartirlo contigo.
Parece imposible que haya pasado un año y me siga sintiendo como cuando estaba allí. Cómo si todavía pudiera enrollar los tubos que te rodeaban con mis manos y acariciarte la piel fría que cada día se iba poniendo más blanca.
Hace un año empezaron los peores días de mi vida. Y no se acaban.
Te quiero mi vida, ojalá hubieses sido capaz de superar esto, la vida sería maravillosa ahora.

martes, 18 de octubre de 2016

Caraculo que eres.

Parecía que nunca iba a llegar y hoy hace un año desde la última vez que hablamos. Ahora mismo daría hasta mi puta alma por volver a ese día, por decirte todo lo que no te dije. Por intentar cambiar las cosas. Hoy hace un puto año desde que tuviste el accidente que se llevo tu vida, que te alejó de mi para siempre. Qué no daría por que las cosas hubiesen sido diferentes, por pasar esta noche entre tus brazos comiéndote a besos, por renegarte por tonterías y verte sonreír mañana por la mañana. Un puto año pero no se me olvida tu cara, tus manos ásperas, tus labios suaves. Y me sigue pareciendo imposible que te hayas ido, que ya no existas. Un año, 365 eternos días sin oír tu voz, excepto por los videos con los que tantas tardes me torturo viéndote hacer el tonto, tan lleno de vida que me parece mentira. Eras genial, mi vida. Eras un puto genio de la cabeza a las uñas de los pies. Y cuánto te quería y cuánto te quiero a pesar de que no estés.
Y sé que un año es mucho tiempo, y sé que tengo que dejarte ir porque mi vida sigue aunque la tuya se haya acabado... pero ¿cómo dejas ir al amor de tus sueños? Si eres lo mejor que me ha pasado en la vida, si sé que nunca habrá nadie como tú, si sigo enamorada de ti hasta la puta médula.
Y releo nuestra última conversación y lo último que hiciste en tu vida fue decirme que era una caraculo y de todo lo que podías haberme dicho me parece la palabra más cojonuda que podía haber salido de tu boca, de tus manos. 
Y te juro que lo intento, pero no creo que esto pueda perdonártelo en la vida. Que cada segundo de la mía me harás falta y que una parte de mi siempre se preguntará que hubiese pasado si hubieras seguido aquí. Y sé que no estoy sola y que a parte de mi gente gracias a ti ahora cuento también con la tuya y joder, que me has dejado personas maravillosas a las que jamás imaginé que pudiera llegar a querer tanto. Pero el agujero negro que me has dejado en el corazon no se llena y, a veces, lo absorve todo. Y espero el día en el que todo el dolor haga un big bang y pueda volver a nacer de nuevo, que vuelva a crearse la vida en mí.
Y es verdad que estas fechas son un asco, que los recuerdos de los días en el hospital son más fuertes y duros que nunca, pero al final da igual el día que sea, porque sea el que sea no estás ni estarás.
Y yo aquí estoy, en casa de tu prima, en el mismo sitio donde me trajiste el verano pasado, pero con otra cerveza y sin poder jugar a ese juego. Ojalá estuvieras aquí con nosotras, pero menos mal que me la dejaste a ella que me cuida y es uno de los apoyos más grandes que he tenido durante todo este año y que sé que tendré, porque ahora ya es parte de mi familia, de mi vida y de mi mundo. Así que gracias por haberla puesto en mi vida aquel mes de agosto, gracias por todo lo que me has aportado, lo que me has enseñado. Aunque haya cosas que preferiría no haber aprendido.
Un año desde que se abrió una brecha en mi mundo, desde que moría pensando que te podía pasar algo y al mismo tiempo estaba tan segura de que te pondrías bien... Que te quiero, mi amor. Que te quiero con toda la locura del mundo, sin final, tan eternamente como tú.
Te echo de menos más de lo que nadie imagina, más de lo que nadie puede soportar.
Te azuleo en cada estrella en la que creo que estás, en la que necesito que estés. Ojalá nunca te vayas del todo, aunque algún día dejes de doler.
Te amo bichito.
12 putos dieciochos muriendo contigo y viviendo por ti.
Alioli mi Vida.
Danos fuerza para llevar estos días y todos los que vengan.
Te quiero.



miércoles, 12 de octubre de 2016

El último viaje

Íbamos de camino a la estación y yo te miraba fijamente pensando en que sería horrible que algun día se me olvidase tu cara. Me agarrabas la mano mientras conducías con la otra y yo pasaba los días en el calendario del móvil deseando volver lo antes posible, aunque todavía ni si quiera me había marchado. Y esa sensación de tristeza por tener que enfrentarme otra vez a la despedida. Recuerdo hasta la ropa que llevaba puesta aquel día. Llegamos a la estación y el autobús iba tan lleno de maletas que no se podía cerrar el maletero. Al día siguiente madrugabas pero aun así insististe en quedarte hasta que se fuera mi bus. Y allí estábamos los dos, a la una y media de la mañana un ya 13 de octubre cualquiera, abrazándonos en el dársena. Tristes pero contentos, después de un puto puente increíble. Te pregunté ¿me amas? Y me miraste a los ojos y me dijiste "te amo, yo sí que te amo" sonreí mientras te besaba en los labios y volvimos a abrazarnos, nuestras manos no se soltaron hasta que nos separamos y me subí al bus. Ese fue nuestro último beso, nuestro último abrazo. Y cuando me senté en mi asiento me di cuenta de que no habían pasado ni 10 segundos y ya te echaba de menos. Y supe que muy pronto volvería, lo que no supe es que sería porque te estabas muriendo. Me quedé dormida pero me puse la alarma para ver si habías llegado bien a casa y me habías escrito diciendo que te habias quedado tirado por el camino y que estabas esperando a la grúa. Al final sólo dormiste dos horas y yo llegué a mi ciudad a las 6.00h de la mañana, y me metí en un bar que habia cerca de la estación a desayunar mientras empezaba a subrayarme el tema 2 de psicopatología y tú me dabas los buenos días mientras te ibas a trabajar. Y esa fue la última noche que nos vimos. El último día que pasamos juntos. Y, ¿sabes qué? Que aunque hubiese sabido que iba a ser el último no hubiera cambiado nada. Nada de todo el puente, porque fue perfecto. Porque hacía mucho tiempo que no me sentía tan feliz como me hiciste, como lo fuimos. Es curioso que puedas ser en la misma persona lo mejor y lo peor que me ha pasado en la vida. Pero esque en lo mejor has sido insuperable y no cambiaría nada, ni un sólo segundo de los que tuve contigo. Y lo sé porque despues de un año sin ellos siguen haciéndome falta.
TE AMO, YO SÍ QUE TE AMO.

sábado, 8 de octubre de 2016

8 de octubre

Hace un año mañana por la noche sería la última vez que me escaparía para ir a verte. Llegaría a la estación a las cinco de la mañana, aunque tú llevarías esperándome desde las 3. Te avisaría de que estoy llegando al ver el cartel luminoso de color azul y al bajarme del bus allí estarías tú, nervioso y contento. Parecía que nunca iba a llegar pero, ya ves, al final ha pasado ya casi un año sin vernos. Y sigue doliendo, ¿sabes?. Saber que pasarán 100 años más y seguiremos sin vernos. Ojalá te hubiese abrazado más fuerte cuando me bajé del bus, ojalá te hubiese apretado más fuerte la mano mientras conducías hacia casa y ojalá te hubiese dado tantos besos que no hubieras podido dormir en todo el fin de semana. Total, mira todo el tiempo que tenías para dormir luego. Pero cuántas cosas hicimos ese finde, mi vida. Lo increíble que nos lo pasamos, disfrutamos de cada momento sin saber que serían los últimos. Hicimos muchos planes para muchos años, para muchos otros fines de semana que nunca llegarían. NUNCA. Esa es la palabra más triste que existe en el mundo. Un año sin verte y no entiendo como es posible que te siga queriendo, que me sigas doliendo, que me sigas faltando. Daría todo por volver un año exacto en el tiempo, por volver a pasar este fin de semana contigo, aunque después volvieras a marcharte y tuviera que volver a pasar por todo este dolor insoportable. Sólo ese fin de semana hizo que todo lo demás valiera la pena.
Sigo sin poder creer que no estás. Que no estarás, pero sobretodo que estuviste un día. Porque ya casi no me acuerdo de a qué sabían tus labios, si la última vez que los besé estaban muertos.
Te echo de menos. Maldito octubre, maldita moto, maldita vida. Maldita suerte
Te sigo queriendo como ya no se quiere, mi amor. Cómo nadie entendería. Cómo sólo tú y yo sabíamos querernos. Cómo no volveré jamás a querer a nadie.
Te azuleo, Lila, aunque sigan pasando los días sin vernos. Aunque siga pensando que nada queda de ti aquí, aunque ni si quiera existas. TE AZULEO.

sábado, 1 de octubre de 2016

Septiembre

Y parece mentira cómo el verano ha pasado. Cómo otro mes más que se acaba. Y el peor que empieza ahora... Y parece mentira que ya haya sido mi cumpleaños, que no hayas estado para felicitarme, para celebrarlo conmigo. Hubiese dado todo porque hubieses aparecido aquí el jueves y me hubieses secuestrado. Eres la persona con la que más me apetecía pasar el día y con la última con la que podía hacerlo. Pero bueno, ya ha pasado. 23 castañas, Vida. Las mismas que tenías tú cuando te fuiste, en las que te has quedado. Si llego a los 24 seré más mayor que tú y bueno, es algo con lo que jamás hubiese contado.
Me encantaría poder enseñarte el regalo que me han hecho mis padres porque hubieses flipado.
Y te hubieses meado de la risa si vieras lo que me han regalado estos, en serio. Y la verdad que aquí me cuidan bien, que estoy rodeada siempre de gente que me quiere un montón pero, jo Lila, no me termino de sentir bien. Esto no es lo que yo me imaginaba cuando soñaba en venirme a vivir aquí. No eran así como quería que fueran las cosas. Pero lo son. Y aunque a veces me sigo sintiendo muy, muy, muy solita no quedan más huevos que acostumbrarse. Porque no hay otra cosa.
Septiembre.
Hace un año me hubiese pasado todo el mes discutiendo contigo para que no fueras a vendimiar. Y tú me dirías que no era por el dinero, que ibas porque te encantaba vendimiar. (No creo que jamás en la vida vuelva a conocer a alguien tan raro al que le guste hacer eso) pero así eras. Especial.
Hace un año nos hubiésemos pegado un fin de semana increíble en tu ciudad, haciendo un nuevo cumpleaños el mejor de mi vida, a base de rebujitos. Que fuerte, mi amor, que fuerte que haya pasado un año ya.
Así que este año no he querido celebrarlo. Les prohibí a todos que me felicitasen y me regalasen cosas (aunque ya ves, se lo han pasado literalmente por el forro). Fue un día bastante extraño, bastante triste.
¿Te acuerdas cuando tú cumpliste los 23? Te pregunté si habías pedido un deseo al soplar las velas y me dijiste que no. Así que te compré un par y cuando nos vimos en verano te las clavé en una galleta de dinosaurio y te canté el cumpleaños feliz por el pasillo de tu casa con la galleta en la mano. Te morías de la risa, te brillaron los ojos, los apretaste fuerte y las apagaste. Nunca sabré que pediste porque ya sabes que los deseos si se dicen no se cumplen, pero espero que en los dos meses restantes de tu vida me dio tiempo a cumplirlo.
El jueves por la noche cogí esas mismas velas, me fui a la playa, me senté en las piedras, las clavé en un osito Lulu y también las soplé pidiendo un deseo. Estúpidamente, porque si algo me ha enseñado la vida es que por mucho que desees algo... no siempre se cumple.
Mis niños me preguntaron una vez que porqué no había ido a buscar a un mago o a un hada que hiciesen magia para que te salvaran la vida cuando estabas en el hospital. Y me acordé del día que fuimos como subnormales a un convento de monjas de clausura a rezar a una supuesta monja muerta que hacía milagros para que te ayudara a ponerte bien. Y les dije a mis niños que sí, que claro que buscamos magos, brujos, hadas y duendes que hicieran magia. Pero es que ni la magia pudo salvarte.
Será que es verdad que no existe.
Dentro de nada ya van a pasar 12 meses desde la última vez que vi tu cara, que toqué tus manos, que besé tus labios. Un puto año entero sin verte, sin saber nada de ti. Y cada día con la certeza más grande de que no estás aquí, de que nunca lo has estado. De que te apagaste y desapareciste del puñetero universo. Y es triste, y me da tanta, tanta, tanta pena, que ya no puedo ni llorar.
Miro a mi lado buscándote, queriendo verte, pero no te veo.
Intento oírte, pero no te oigo.
Intento sentirte, pero sólo dueles.
Y así, todos los días durante 12 meses, deseando que me mandes una señal que nunca me mandas. Deseando soñar contigo aunque casi nunca sueñe.

Aquí te dejo una canción que te he cantado varias veces, una canción que hace casi 12 meses que no escucho, como la mayoría de las canciones. Porque siguen sonando a recuerdos, a recuerdos que duelen.
Espero que hayas tenido un septiembre muy azul, bichito.
Te quiero, te amo y te azuleo hasta Neptuno.
Alioli.

Lagarto Amarillo - Septiembre