martes, 29 de marzo de 2016

El día menos pensado

Cuando menos lo esperaba apareciste de la nada y me llenaste de todo. Rebosaba felicidad por cada uno de mis poros, de mis surcos.
Te quería con cada pedacito de mi piel, con cada rinconcito de mi alma.
Apareciste por arte de magia e hiciste que me preguntara todos los días cómo pude haber vivído tanto tiempo sin ti, porque me envolvías de algo inexplicable que me llevaba a otra dimensión sin salir del cuarto.
Y justo cuando pensaba que nuestros caminos ya no se cruzarían, volviste a mi vida para cambiarla, para poner todo mi mundo patas arriba, y cómo me gustaba ese desorden.
Un día cualquiera, de esos que parecen tranquilos y hasta te aburren, de esos en los que ya estás a punto de meterte en la cama, un día cualquiera decidiste volver a buscarme y me encontraste, para perdernos juntos.
Y espero no volver a encontrarme, si cada vez que me pierda te encuentre.
Fue ese día, el día. El que lo cambió todo, porque nada volvió a ser como antes. Porque por nada del mundo hubiese querido que lo fuera.
El día en que, sin saberlo, la felicidad me miró de frente y se fue de la mano del destino, esperando el día en el que vuelva a encontrármelos, juntos.

Te quiero de norte a sur

Hola pedazo de Lila azulado,
perdona que no te haya vuelto a escribir antes, te alegrará saber que es porque he estado bastante entretenida y poco inspirada. Aunque cuando me meto en la cama por las noches se me ocurren libros que podría escribirte explicándote lo que me pasa, lo que siento, lo que te echo en falta.
Me he vuelto a venir al sur, vida, para ver si encuentro aquí mi norte. Tengo que encontrar trabajo para poder quedarme y estoy buscando como una loca, así que si mi destino está aquí sé que lo encontraré. Ojalá siguieras por aquí que esta semana Santa hubiese ido de verdad a verte salir en las procesiones esas que tanto te gustaban, aunque yo las odiase a muerte. Me encantaría volver a verte, abrazarte con fuerza y decirte muy bajito en el oído que no me dejes sola nunca, que me haces una falta terrible si te vas. Pero no puedo, así que me encanta imaginarme cada noche que me abrazas por la espalda y me das un beso en el pelo mientras enlazas tus manos con mis dedos y te quedas allí dormido en mi huequito de la cama. Y aprieto muy fuerte los ojos para poder disfrutar otra vez de ese momento y soñar contigo. Porque aunque no sea real no se pueden describir con las palabras la sensación tan increíble que siento cuando te vuelvo a tener en frente y puedo verte con mis propios ojos, decirte otra vez que te quiero y ver tu cara, tan resplandeciente, tan llena de fuerza, de vida...
Sigo sin entender qué es lo que ha pasado para estar en esta situación de mierda pudiendo ser la persona más feliz del mundo en este momento... por qué toda mi felicidad y toda tu vida dependió de una puta milésima de segundo y de toda la mala suerte que en ella podía caber. Lo siento, mi amor, te pido perdón en nombre de la vida y de la muerte por haber sido tan jodidamente injustas contigo, con todos nosotros. Espero que sepas que vives en todos y cada uno de los rincones de mi mundo, que todos los días, cada segundo me acuerdo de ti y hago todo lo que hago por los dos. Para que puedas hacerlo en mí, que yo viviré por ti todo lo que pueda. Aunque ahora mismo apenas pueda, aunque me cueste. Aunque me acuerde de ti todo el tiempo y eso duela, y me queme el alma. Pero eres energía y por eso sé que eres la fuerza que me llena, que pone en marcha mi motor cada mañana y me empuja hacia la vida. Allí donde estés sé que sigues luchando por mí, por que salga hacia delante y que no me vas a dejar sola nunca.
Te amo pequeñajo, te amo con toda la locura del mundo.
Siempre conmigo, que yo estaré contigo siempre.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Alioli amor

martes, 22 de marzo de 2016

Carta a una estrella

Hola mi vida, de verdad que me cuesta tantísimo creer que es cierto que no volveremos a vernos nunca más. Eso es demasiado tiempo. Joder, que ya llevo cinco meses sin tus buenos días, sin tener quinientos mensajes al despertarme, sin tus buenas noches, sin decirme lo mucho que me quieres. Yo en cambio te lo sigo diciendo todos los días porque si no lo hiciera te estaría mintiendo. Ojalá pudiera decir que fuiste malo, tener motivos suficientes que me ayuden a desenamorarme de ti. Pero no puedo porque sé que eras la mejor persona que podía tener a mi lado. Claro que tuvimos nuestros más y nuestros menos, nuestras idas y venidas, nuestros fallos y discursiones pero al final eso sólo hizo que nos uniéramos más cada vez hasta que llegó verano y me di cuenta de que eras la persona que más me hacía feliz y quería estar a tu lado para siempre. Me hacías sentir en familia todo el tiempo, eras mi hogar allí donde íbamos. Nunca jamás podré agradecerte lo suficiente todo lo que hiciste por mi, nadie jamás ha sido tan bueno conmigo como tú lo fuiste y por eso es imposible dejar de quererte. Todos los días de mi vida me preguntaré por qué ya no podré casarme nunca contigo ni ver como coges a nuestros hijos en brazos si hace cinco meses era lo único que quería. Sigo sin comprender qué es lo que ha pasado para que mi vida se rompiera de esta manera cuando por fin habíamos dado el paso definitivo para estar juntos toda la vida. Te amo mi amor, te amo con toda la locura del universo eres, fuiste y serás lo mejor que me ha pasado aunque también seas lo peor, nadie me ha querido nunca de esa manera tan especial en la que tú y yo nos queríamos y por eso espero que allí donde estés me sigas queriendo todos los días de mi vida.
Nadie puede imaginarse lo muchísimo que te echo de menos, la falta que me haces cada minuto, todo lo que significabas y sigues significando. No puedo explicarte lo que siento ni lo que sentía por ti (aunque lo intento) porque es como intentar definirle los colores a un ciego.
Ojalá pudiera ver la sonrisa que se dibujaba en tu cara cada vez que te decía que te quiero, gritarte que te amo para despertarte cada mañana. Ojalá pudiera volver a abrazarte, pedirte otros besos, cantarte. No puedo dejar de llorar recordando la última vez que me abrazaste, que me diste un beso... verte desde la ventana del bus. La última vez que me tocaste. No puedo. No sé que más decirte, que te echo muchísimo de menos y que siempre te llevaré conmigo. Que te amo y que te quiero, desde que eramos pequeños y para siempre. Siempre Lila. Siempre.

Contigo

Que estar contigo era como columpiarse con los ojos cerrados, como meterse en la cama con las sábanas recién cambiadas. Eras esas cosquillitas en la espalda hasta que te quedas dormido. Como una caricia en el pelo, un rayo de sol que te seca la piel mojada cuando sales del mar. Esa sensación cuando te sientas en la orilla y te vas hundiendo en la arena al ritmo de las olas. Estar contigo era estallar de felicidad, hablar con la boca llena de sonrisas. Eras un motivo por el que soñar, por el que creer. Eras de esa clase de personas que hacen del mundo un lugar mejor y que transmiten paz allí donde van. Estar contigo era perderse en las estrellas, sentirse astronauta. Estar contigo era magnificar los sabores, los sentimientos, era vivir en una realidad cuatridimensional. Eras eso que sientes cuando vuelas en un sueño y no tienes miedo a caerte. Estar contigo significaba tener un zoológico en el estómago y hormiguitas en las manos.
Eras como ese libro que te engancha, esa canción que escuchas cien veces seguidas sin cansarte. Estar contigo era como estrenar zapatillas nuevas todos los días, como ese espejo en el que te miras y te dice lo guapo que eres. Eras la foto en la que mejor salía, la planta que vas viendo hacerse grande. Estar contigo era sacar matrícula en todos los ámbitos de la vida, comerse el mundo en forma de algodón de azúcar.
Eras el arcoiris que hace que merezca la pena la lluvia, que se valore más el sol.
Estar contigo era morir de amor.

lunes, 21 de marzo de 2016

5

Hace cinco meses a estas horas todavía una parte de mi pensaba que te ibas a despertar, una parte de mi se llenaba de esperanza aunque en el fondo supiera que te ibas a marchar. Hace cinco meses todavía pensaba que me ibas a hacer la mujer más feliz del puto universo, como lo estabas haciendo hace cinco meses.
Cinco meses que se han hecho eternos pero que no me puedo creer que se hayan pasado tan rápido. Hasta que he comprendido que lo que pasa no es que pasen volando, es que los días pasan sin sentido. ¿Qué he hecho estos cinco meses? Nada. Echarte de menos a todas horas, allí donde voy me acompaña la angustia de tu ausencia. Cinco meses de pesadillas terribles cada noche, viendo como el resto del mundo avanza y que mientras mi vida se ha parado. Me siento como un reloj sin pila, que no funciona pero ve como el tiempo sigue fluyendo a su alrededor inevitablemente.
Cinco meses incompleta. De dolor. De angustia. De desesperación. De lágrimas sustituyendo al amor. Sustituyéndote por un silencio que no responde.
Cinco meses aprendiendo a sobrevivir sin mi super héroe, sin lo más bonito de la vida.
Te echo de menos. Ojalá hubiese podido hacer algo por salvarte, por mantenerte vivo. Te merecías vivir más que nadie, ser feliz.
Te azuleo mi chico guapo, mi lila, mi amor.
Azules noches.

martes, 15 de marzo de 2016

'Existimos porque alguien piensa en nosotros'

Hola mi amor, me paso el día entero pensando en ti, en cada cosa que hiciste por mi, en cada palabra con la que me enamoraste. ¿Sabes? Cuando estabas aquí lo nuestro era un secreto a voces, pero me encantaba que no fueramos de esos que tienen que subir quinientas sesenta y cinco fotos a todas las redes sociales para demostrarle al mundo que estábamos juntos. De hecho a penas tenemos fotos juntos porque estábamos demasiado ocupados queriéndonos como para perder segundos posando. "Ya habrá tiempo de hacernos" siempre decíamos y ahora me arrepiento de no poder verte en más imágenes a mi lado, salvo en las que tengo en mi cerebro que son lo más sagrado. Y en parte por eso ahora te escribo en este blog, porque nunca me atreví a gritarle al mundo lo muchísimo que te amaba y lo feliz que me hacías, aunque tú lo sabías y con eso me sobraba. El problema es que por eso la mayoría de la gente que me rodea no puede imaginarse todo lo que he perdido. Y por eso te escribo, porque quiero que lo sepan. Ni si quiera sé quienes leeran estas palabras, ni si quiera sé si tu podrás leerlas algún día, pero sea quien sea el que esté leyendo esto, necesito que sepa que te amo, que eras lo mejor que me ha pasado en la vida y que gracias a ti conocí lo que era el amor sincero y la felicidad en forma de besos. Y gracias a quien me esté leyendo por darle sentido a todo esto que escribo.
Existimos porque alguien piensa en nosotros y no al revés, y por eso estoy segura de que tú existirás siempre mientras yo respire. Te lo prometo. Que no dejaré que te mueras nunca.
Hoy como siempre los números 15 me acompañan especialmente, recordándome lo que un día fuiste, lo que podíamos estar siendo.
Quiero que sepas que nunca he visto nada tan bonito como el brillo de tus ojos cada vez que me hablabas de todo lo que querías darme, compartir conmigo.
Gracias por haberme salvado de este mundo, de mi misma, de todo.
Te debo el infinito, te lo juro. Espero poder dártelo pronto.
No te separes de mi, por favor. Quédate aquí, aunque sigan pasando los meses, aunque pasen cien años... espérame con una estrella en cada mano.
Te azuleo mi bichejo, mi Lila, mi vida.
Feliz día 15 de sueños rotos, amor.
Siempre será siempre...
Alioli pequeñajo.

domingo, 13 de marzo de 2016

En Amor Arte

Me convenciste de cosas que no pensé que creería jamás, me hisite sentir eso que nadie más hizo ni hará.
Recuerdo cuando me asustaba e intentaba ponerle freno a eso que me dabas que me enamoraba, pero que me desarmaba cuando te tenía en frente.
Amaba esa música tan bonita que hacíamos bajo las sábanas. Que fueras mi sol que danzaba en los días que llovia más que agua. Que trazaras sueños donde sólo veía miedos y cantaras mis problemas como si fueran poemas.
Yo tocaba el piano sobre tu espalda en la escala de sol y tú tocabas la mía llevándome hasta el cielo.
Eras la gota que nunca colmaba mi vaso, pero hacía que lo viera siempre medio lleno. El beso que me dormía en el sueño más bonito y eterno.
Eras mi bálsamo, mi esperanza, mi fuerza y mi debilidad. Eras mi evasión del mundo, mi destino, mi realidad.
Conducías sin saber a donde y yo montada en tu coche ya había llegado al final del viaje.
Algunos creen en Dios y yo creía en ti, eras mi energía, mi amanecer de cada día, la más pura felicidad.
Tenías esa luz que hacia magia entre las sombras de una persiana bajada.
Cogía un bus para ir a verte y tantas eran tus ganas de que llegara que ibas a la estación dos horas antes para esperarme, por si conseguía teletransportarme y llegar antes y joder, ¿cómo no iba a enamorarme?.
Nos despertábamos juntos y no necesitaba que me llevaras el desayuno a la cama porque prefería desayunarte.
No necesitábamos hablar porque nuestras sonrisas se entendían, nuestros besos más.
Eras mi proyecto de vida, de futuro, de hacernos viejos mirándonos a los ojos.


viernes, 11 de marzo de 2016

Tenía tanto para ti

Tenía un corazón que latía por ti,
una sonrisa que me hacía emperatriz de millones de vidas junto a ti.
Tenía mil noches en vela pegada al otro extremo de esa red,
mil millones de caricias guardadas durante años para ti.
Tenía una mirada que viajaba en el tiempo y cien mil besos que se transportaban en él.
Tenía el minutero de tu reloj interno en la punta de mi lengua, la felicidad extrema en las yemas de mis dedos.
Tenía un calendario sin días, un espejo en tus pupilas donde mirarme.
Tenía cientos de promesas esperando ser cumplidas, un destino alcanzado, un regalo que eran tus abrazos.
Tenía un secreto que era tu nombre, un deseo concedido, una eternidad que quería a tu lado.
Tenía una vida que darte, unos ojos en los que mirarte, unos labios para besarte.
Tenía una cama que era un palacio, unos recuerdos que eran tesoros.
Tenía un abrigo que eran tus brazos, una voz que gritaba te amo.
Tenía una revolución en la cabeza, una democracia en el pecho.
Tenía una guerra con tus sábanas, la paz en tu suelo.
Tenía una estrella de guía, una luna donde dormía, un cielo en el que vivía.
Tenía una casa en tus manos, un hogar en el extremo de tus labios.
Tenía una melodía que envolvía los días que me tocabas, una armonía que vivía en cada palabra que pronunciabas.
Tenía sueños de esos que parecen dulces, regalices en el pelo y alegría entre los dientes.
Tenía una lucha contra la mentira, un pacto con la sinceridad y una realidad paralela.
Tenía una conciencia enamorada y un corazón que se preguntaba cómo.
Tenía un pulmón que aspiraba tu olor y otro que respiraba tus sueños.
Tenía lo único que me dió alas cuando me sentía atada, lo único que me hizo volar, viajar por el universo sin separarme del suelo.
Tenía el amor entre los dedos, el amor enseñándome que era bueno, lo que era amar.
Tenía cien mil intenciones de hacerte brillar, de verte bailar con la idea de querernos para siempre.
Tenía un cenicero donde apagaba mis miedos, un cajón donde encerraba mis infiernos.
Tenía un ángel que me decía que te quisiera y un demonio que te enloqueciera.
Tenía la cordura que necesitaba, la locura que ansiaba.
Tenía el maestro de mil lenguas, los idiomas de otros planetas.
Tenía un billete de ida hasta Neptuno y uno de vuelta que no volvía.
Tenía una canción que me conocía y un libro que me leía.
Tenía una calma que me abatía y una tempestad que me encantaba.
Tenía un papel que me escribía y un color que me pintaba.
Tenía un mar sin lágrimas y un desierto inundado.
Tenía un mundo a tu lado y un final absurdo sin ti.
Tenía la felicidad en los pies y la eternidad en tus manos.
Tenía tanto en mi alma que ya no es ni alma sin ti.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Le puse a mi inspiración tu nombre

Lo que más miedo me da cuando hablo de ti es no hablar de ti si no de tu recuerdo. Que sea lo único que me quede de ti. Lo único eterno. Porque amaba tu "yo mortal", tu "yo" de carne y hueso. Cada vez que recuerdo tu cara siento como si me clavaran puñales en el estómago, que no te matan al instante pero sientes como te vas desangrando, como van asesinando todo lo que eras, lo que fuimos. Y a veces ya no sé si hablo con él o con tu olvido. Con el recuerdo de lo que yo fui, de lo que tuvimos. Al final eso es lo que me acompañará siempre, ¿no? los recuerdos de lo que vivímos, de lo que sentimos. Y las ganas de volverlo a sentir, porque tampoco se irán...
Es tan complicado pensar que alguna vez exististe, que me hiciste volar tan facilmente... hacías de mi vida pura poesía, siempre me inspirabas para que escribiera cosas tan bonitas sobre ti... y en parte es precioso pensar que, aunque ya no estás, me sigues inspirando estés dónde estés.
Una vez me dijiste que no había nada más bonito en el mundo que alguien te dijera que eras su inspiración. Tú eras la mía, mi musa, mi vida. Siempre lo serás, porque es imposible no escribir cosas bonitas de la persona más bonita que conoció este mundo. Y aunque ahora te odie con toda la roca dura en la que se ha convertido mi corazón, y aunque intente engañarle con todas mis fuerzas, sé que siempre seras la persona más especial, increíble y maravillosa que he tenido y tendré en mi vida, porque todos los días que estuviste a mi lado me demostraste que eras lo mejor que me podía haber pasado.
Te amo y siempre te amaré, mi vida.
Azules noches.

lunes, 7 de marzo de 2016

Vivo en muerte y muerta en vida

Suena el despertador a las 17.30 y pienso... ¿acaso tienes algo mejor que hacer que seguir durmiendo? Y aunque tuviera que hacerlo, prefiero dormir. Así que me acabo de despertar, que tengo unas ganas de vomitar que no te imaginas. Menos mal que por lo menos esta noche tengo compañía.
Que mierda, hace un montón de tiempo que no sueño contigo. Todas las noches lo intento pero la última vez que soñé contigo volvías a morirte y joder, no quiero volver a pasar por eso otra vez ni en sueños.
Mañana es el cumpleaños de tu madre... ¿sabes? no tengo ni idea de lo que le voy a decir cuando la llame para felicitarla. No existen palabras que la puedan consolar, que la puedan animar. Ojalá pudiera decirle que iremos pronto a verla con una tarta, que estaremos allí cuando sople las velas, o por lo menos tú. Pero me imagino el día que llegue mi cumpleaños y creo que querré desaparecer de la faz de La Tierra (a ver si así por lo menos puedo pasarlo contigo). Pero es que cuando llegue mayo... mira, no lo quiero ni pensar, porque de pensarlo lloro.
¿Has visto la foto que tiene tu madre en el whatsapp de tu último cumpleaños? Con esas barbas... me apuesto el cuello y no lo pierdo a que estabas hablando conmigo y por eso sales con el móvil en la mano.
No sé que pasa últimamente, me encuentro más decaída que antes, tengo menos ganas de respirar, cada día te echo más y más de menos y se me hace más cuesta arriba la vida en general. Todos los días me cuesta parar de llorar para poderme dormir. Es tan jodidamente duro acordarse de que no estás, de que no vas a volver... que te puedo esperar toda la vida, pero que no vas a volver.
Me acuerdo tanto de todas nuestras tonterías... de nuestras ñoñerías, de cada palabra, de cada gesto. Todo me recuerda a ti, la lluvia, el sol, el mar... veo la tele y me pongo triste pensando que tú nunca más la verás, que no verás otra peli en el cine, ni otro partido de fútbol, ni saborearás otra cerveza fresquita. Que ya no me abrazarás por las noches, ni por las mañanas, que ya no habrá más sorpresas ni cartas, ni canciones, ni historias, ni diarios. Ya no habrá besos, no habrá caricias, sólo tristeza porque ya ni si quiera hay vida.
Ahora hay terrores nocturnos, dolores de cabeza, ganas de vomitar. Queda echarse de menos con fuerza, los recuerdos y mil cosas que no nos dio tiempo a disfrutar.
Siempre quedarán las cosas que no hicimos, las cuentas pendientes, los besos que no dimos.
Siempre estará el tiempo que nos faltó, el que me sobra ahora.
Te quiero muchísimo, mi amor. Con fuerza, con rabia, con la misma locura de siempre.
Te amo hasta Nayade, hasta esa luna de Neptuno dónde espero que algún día nos queramos.
Te Azuleo cómo siempre y como nunca.
Y, ¡eh!, que sigo aquí.
Alioli vida

viernes, 4 de marzo de 2016

Serás...

Eras mi color favorito, mi mejor canción. Eras el girasol de todos mis días, mi ciudad favorita, el mejor colchón. Eras el perfume que mejor olía, la comida que mejor sabía, eras la ropa que mejor me sentaba. Eras la alegría de mis días, mis mayores fantasías, mi peli favorita. Eras mi momento preferido, mi locura en la cordura, la cordura de mi infierno. Eras mi super poder escondido, mi vicio, mi secreto. Eras mi primer pensamiento, mis cimientos, mi tejado. Eras mi poema favorito, mi paisaje, eras mis vistas más espectaculares. Eras mis mariposas del estómago, mi mejor calzado, mi día de la semana. Eras mi foto más bonita, mi mes del año, eras mi hogar. Eras mi libro sin final, eras mi calma y mi tempestad. Eras mi animal, mi persona especial, mi abrigo. Eras mi mejor parte, mi mejor vestido, mi mejor halago, mi mejor error cometido. Eras mi mayor suerte, mi as en la manga, mi alcohol favorito. Eras mi deporte preferido, mi truco de magia, mi chiste favorito. Eras mi super héroe, mi sol de diciembre, mi luna brillante. Eras mi signo del zociado, mi viaje, mi destino. Eras mi viento y mi cometa, mi cielo y mi mar. Eras mi deseo concedido y serás mi eternidad.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Noches de luna vacía

Otra noche que miro inconscientemente el móvil quince millones de veces esperando esa llamada, ese mensaje que me desee las mejores noches de mi vida. 
Otra noche que sé que me pasaré horas dando vueltas en mi cama, que a veces me parece tan grande que creo que podría perderme entre sus sábanas. 
Otra noche preguntándome cómo serían las cosas si siguieras aquí. 
Otra noche que miraré tu foto desgastada y me acordaré de lo bonito que eras, de lo dulce que era escuchar tu voz antes de dormirme. Tu risa haciendo de despertador por las mañanas.
Otra noche que miro al cielo, oscuro y bello, hermoso y triste.
Otra noche preguntándole a las estrellas si ellas tienen las respuestas, si conocen el camino que llega a ti.
Otra noche que me esforzaré por verte al cerrar los ojos sin despertarme. Que serás mi último pensamiento antes de dormirme.
Otra noche que espero compartamos los mismos sueños, estés dónde estés durmiendo.
Otra noche que marca el final de otro día sin ti. Sin esa luz en tus ojos.
Otra noche más es otra noche menos.
Otra noche sin más. Echándote de menos.
Otra noche entera velando por nuestros sueños. Por nuestros recuerdos. Por lo que pudimos ser. Por lo que seremos. 
Otra noche más que nos debemos.