martes, 29 de diciembre de 2015

Síndrome de abstinencia

El amor es la droga más fuerte que conozco. Al principio piensas que puedes controlarla, pero te vas enganchando cada vez más y más con cada dosis. Y de todos los amores que he probado, el tuyo era el más adictivo. El que más colocaba. Y me encantaba dejarme llevar por el vicio.
Ahora ya sólo me queda el mono, que trepa por todo mi cuerpo y se cuelga de cada una de mis venas, volviéndome loca, llenándome de ansia, de temblores, de noches en vela y días de pena. Me declaro adicta al sabor de tus besos, a las caladas de tu perfume, al tacto de tu piel deshaciéndose en mi lengua.
Y no hay metadona que pueda calmar mis nervios, que sustituya el subidón de amor en mi pecho, de adrenalina recorriéndome el cuerpo cada vez que me rozabas con tus dedos.
Nada me gustaba más que ponerme ciega de ti hasta sentir esos síntomas tan claros, la piel de gallina al sentir tu aliento, las gotas de sudor que echaban carreras por mi espalda, mariposas en las manos, el cielo en el estómago, volar. Pasar de cero a cien en un segundo. Drogarme de ti era vivir en una nube. Y solo me bastó probarte una vez para engancharme incontrolablemente, para que te convirtieras en mi mayor adicción.
Ya no puedo conseguir tu amor, nadie puede ni si quiera acercarse a lo que era tenerte delante y sólo de verte ya me temblaban las piernas.
No te imaginas lo duro que es dejar una droga de golpe y con semejante grado de adicción. Dicen que este es el peor caso de síndrome de abstinencia que se haya diagnosticado en toda la historia de la drogadicción.
Y todo por esa droga pura sin cortar, esa droga que era tu amor.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Eterno como el amor más puro

Hay días en los que no puedo parar de pensar en todas las cosas que no te he dicho, en todas aquellas que no te he preguntado. Menuda mierda saber que ya nunca te las podré decir mirándome en esos ojos que reflejaban el fin del mundo, el fin del mundo en tus retinas.
Pero ya de nada me sirve preguntarme qué hubiera pasado, ni si quiera qué pasará. Me tengo que conformar con lo que está pasando.
Intento encontrar nuevas formas de llegar a ti, de sentirte conmigo porque no te siento y nada me duele más que haber perdido esa sensación de protección que me transmitías, esa sensación de seguridad, de tocar la felicidad en la palma de tus manos, de beberla a tragos de tus labios.
Te echo de menos, no puedo evitarlo. No puedo, joder. No soy capaz de coger aire sin que me duela. No puedo disfrutar de la vida ahora, el dolor es tan intenso que me lo impide. Daría todo por volverte a abrazar una vez más, como la última vez en la estación, que te aprete muy fuerte con lágrimas en los ojos y te pregunté que si me amabas. "Te amo, claro que te amo" me dijiste. Yo sí que te amaba, porqué mierdas no te lo diría. Lo intento vida, te juro que lo intento, pero no soy capaz de superar esto, esto me supera a mí millones de veces.
Siempre nos decíamos que si nos veíamos en todos nuestros estados (despeinados, saliendo de la ducha, recién despertados, desmaquillados, sudados, despues de hacer el amor, borrachos, llorando, desnudos...) y nos seguíamos queriendo significaba que lo nuestro era amor del bueno. Y nos vimos en todos los estados y nos seguimos queriendo, incluso empezamos a amarnos. Pero yo he ganado, Lila. Yo te he visto en un estado en el que tú puedes estar feliz de que no me verás nunca. Yo te he visto muerto y nunca jamás te había visto tan horriblemente feo como ese día, ni si quiera parecías tú, ni si quiera era capaz de reconocerte. Pero ni si quiera así te he dejado de querer, si no que te he amado con todas mis fuerzas, ¿y sabes por qué? Porque nuestro amor no era del bueno, era del mejor. Del más puro. Y por eso NUESTRO AMOR SIEMPRE SERÁ ETERNO.
Te quiero con toda la locura del universo. Por favor, no lo olvides.
Quédate conmigo.
Alioli vida.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Nunca nada volverá a ser como antes

Las cosas cambian. Todo lo que nos rodea está en un continuo cambio permanente. Da igual lo mucho que nos guste una situación, lo que nos enamore un estado de ánimo, todo cambia todo el tiempo, inevitablemente. Y a veces los cambios son buenos, pero otras no. Y yo sé que nada volverá a ser como antes, que nada volverá a ser igual. Que tu muerte marca un antes y un después, un final y un principio. El final de lo más bonito, de lo que pudo ser lo más feliz, el principio todavía no se ni de qué.
A veces me pregunto qué hubiera pasado si hubiese sido al revés, si la que se hubise muerto fuera yo, me pregunto cómo hubieses reaccionado tú, que hubieses hecho para superar lo mucho que me echarías de menos, porque yo ya no se que hacer. Han pasado dos meses y sigo sin poder evitar llorar desconsoladamente todos los días.
Que hace dos meses que me vaciaste el corazón de promesas y me lo llenaste de mierda, mierda que salpica cada vez que late y que ensucia a los de mi alrededor, a los que más me quieren. Y sufren, sufren por ti pero por mi más, por verme así, como si tuvieran miedo de que me haya muerto contigo, a pesar de seguir respirando. Y no quiero que sufran, por eso intento que nunca nadie me vea llorar, que no tengan que empatizar con este dolor que me va desgarrando el alma y la vida, y que no me deja disfrutar del tiempo que me queda.
Porque al fin y al cabo éramos eso, el tiempo que nos quedaba. Sólo que pensábamos que ese tiempo iba a ser eterno.
Te echo de menos, joder.
El primer invierno sin ti, mi sensación térmica es del doble de grados bajo cero.
¿Dóndo estás? Por favor, no te alejes de mi.
TE AMO.
Alioli azul

martes, 22 de diciembre de 2015

Soñando bonito

Hola Lila,
ya sé que últimamente no te estoy escribiendo tanto, pero es porque a veces no me atrevo, me asusta la idea de estar escribiéndole a Nada. Y que ella ni si quiera te lo cuente. Pero te echo mucho de menos, muchísimo. Hoy ha sido 22, vida. Hoy hace dos meses desde que tuvimos que decirnos definitivamente adiós.
Tengo que contarte muchas cosas, la primera es que antes de anoche soñé contigo, y era el sueño más corto y absurdo que te puedas imaginar, pero estabas allí conmigo y yo podía tocarte y te decía lo mucho que te quiero y que te amo, y tú te reías, te reías a carcajadas. Creo que nunca he odiado tanto al despertador. Fue triste despertarme pero, ¿sabes?, estuve todo el día con la sensación de haber estado contigo hacía muy poco tiempo, como si sólo llevara un día sin verte. Y después de estos dos eternos meses sin poder abrazar tu voz, sin poder escuchar tus manos, vuelve esa sensación que tanto temo olvidar, que tanto me asusta perder. Menos mal que de vez en cuando me vuelve en sueños, como una ráfaga de energía reconfortante, como esas ganas que se atragantan al recordar lo que era besar tu pelo.
Me voy a ir de viaje, vida. Lejos, muy lejos. Y voy a volar alto, más arriba de las nubes, y veré las ciudades pequeñas y lo insignificante que parecemos allí abajo, y quizás te sienta un poco más cerca en ese cielo azul, aunque sólo sea un poco. Y ojalá si estás aquí vengas de vez en cuando a ver lo que yo vea, a sentir lo que yo sienta. Me hubiese encanado poder compartir contigo esta aventura, poder contarte lo que voy a hacer, lo que voy a ver, lo que voy a comer. Y enseñarte fotos a la vuelta, millones de fotos, y traerte la pulsera más fea que hubiese, sólo por molestar. Sólo porque fuese la costumbre. Y tú te la pondrías y la cuidarías como si fuese de oro.
Pero no puedo, así que tendré que disfrutar el viaje por los dos, vivir el momento, saborear el lugar. Y espero que me ayude a superar esto. A estar mejor. Mi madre siempre me dice que los viajes sirven para limpiar la mente, y eso espero.
Y menos mal que me voy, te confieso que estaba deseando huir de estas fechas tan odiosas. Si antes no me gustaban, ahora con más razón. Ojalá esos días consigas que tu familia sienta el calor de tu compañía y no ese frío de tu ausencia, sé que ellos lo van a pasar peor, que esos días tan señalados te van a echar en falta en especial, que son las primeras navidades que no estás. Y no serán las últimas.
Te extraño muchísimo, mi amor. Me sigue pareciendo tan jodidamente fuerte que nos haya pasado esto... a veces me evado del mundo, mi mente se quiebra, me quedo en blanco. Y sigue tan fuerte este nudo en el pecho... a veces noto como se aprieta.
Te quiero martillo grande, bichito.
Ayer, ahora y siempre.
Te azuleo por el cielo.
Alioli amor





viernes, 18 de diciembre de 2015

La eternidad de dos meses

No puedo soportarlo más, no puedo soportar que no estás, no soporto no poder hablar contigo, escuchar tu voz, ver tu cara sonriente. No puedo dejar de sentir que pude haber hecho algo más para ayudarte a seguir aquí, que no hice lo suficiente para salvarte la vida y que por eso en parte ya no estás, ni vas a volver. Hoy hace dos meses desde el puto accidente que me jodió la vida. Que se llevo a mi Vida, a mi Lila, a mi amor. Dos meses que se me han hecho eternos sin ti, pero que a la vez parece que no ha pasado el tiempo. Hay quienes dicen que me ven mejor pero no tienen ni puta idea. Que me distraiga y me ría de vez en cuando no significa que estoy bien, ni mucho menos mejor. Porque no lo estoy, porque me siento exactamente igual que cuando estábamos en el hospital rezando (literalmente) para que te despertaras de una puta vez y estaba tan segura de que te ibas a despertar que no podía tener miedo de que te murieses. Pero no te despertaste, y ahora a veces sigo teniendo la sensación de que te vas a despertar, de que te vas a poner bien. Pero no lo harás. porque no pudiste luchar para seguir aquí. Y mira que eras cabezón, pero esa pared fue más dura que tú, mucho más. Siempre te decía que era incapaz de imaginarme mi vida sin ti, porque así lo pensaba y así lo sentía y ahora no me queda más remedio que vivirla sin ti. Y no puedo, es tan difícil mi amor. Me lo dabas todo, todo lo que necesitaba lo encontraba en ti, eras todo en uno. Por eso eras la última persona que podía imaginar que se iba a morir, porque eras la más especial de todas, la más especial del universo.
Todo el mundo dice que hay que darle tiempo al tiempo, que él será quién haga sanar un poco la herida tan grande que tu muerte me ha dejado en el corazón, que es quién hará que cicatrice. Pero sé que ni todo el tiempo que me queda de mi vida será suficiente para llenar ese vacío tan grande en el que se ha convertido mi alma, porque antes de irte la vaciaste y te llevaste lo mejor de mí, para siempre.
Todo el mundo dice que hay que dejar que pase el tiempo porque es la única manera de estar mejor pero yo no quiero que pase el tiempo porque cada día que pasa te siento más lejos de mí, más lejos desde la última vez que te vi, desde que hicimos todas esas cosas juntos, desde la última vez que nos besamos y nos abrazamos con esa magia que nos envolvía, que nos enamoraba.
Joder, que no se dormir sin tus buenas noches ni respirar sin tus te quieros.
Que no puedo escuchar música sin llorar a mares, porque todas las canciones hablan de ti, de los dos, de lo que ya nunca tendremos.
Todo el mundo dice que tiene que pasar el tiempo pero son los primeros que quieren que pase extremadamente deprisa, y a veces me agobian porque quizá para ellos estos dos meses se hayan pasado como una eternidad de días para pasar página. Como si dos meses fuesen suficientes para fingir que me he acostumbrado a vivir sin ti. Eso es porque no pueden imaginarse lo especial e importante que eras y eres en realidad para mí, aunque nunca se lo contara a nadie.
Y sé que tengo muchas razones por las que seguir luchando, por las que seguir levantándome a pesar de todo, pero eso no hace que deje de ser difícil, ni una puta mierda.
Antes pensaba que cuando me muera nos juntaremos, allí donde vayan las almas, pero estos días me he dado cuenta de que aun así será una puta mierda, porque si el cuerpo se queda aquí y se pudre o se quema, ya nunca más volveré a ver tu cara, a besar tus labios, a olerte la piel. Ni si quiera cuando me muera y si es que nuestras almas se encuentran, podremos ir al cine juntos, o salir a patinar, o montar en bici. Aunque nuestras almas se encuentren ya no podremos hacer nada, no podremos tocarnos, no podremos mordernos, ni si quiera creo que las almas puedan hacer el amor. Entonces ya no me queda consuelo. Ni si quiera cuando me muera. ¿Y si no nos reconocemos?
Así que lo único que puedo pensar ahora es que tendremos otra vida, aunque sea en otros cuerpos, en la que nos volveremos a encontrar y nos enamoraremos y nos haremos felices todos los días, todos los días hasta el final, hasta que se acabe el mundo. Porque te prohíbo volver a marcharte antes que yo, te prohíbo que me vuelvas a dejar aquí.
Te azuleo mi amor, con toda la locura del mundo. Hasta Neptuno ida y vuelta.
Alioli vida.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Prometimos amor eterno que duró un momento

Me encantaba eso de regalarnos juntos primeras veces a estas alturas de la vida. Nos quedaban muchas más primeras veces de las que podíamos imaginar. Mañana es otro 15 sin ti, sin tu amor. Otro puto día 15 sin oír tu voz.
Nadie me hacía sonreír como tú. Nadie podrá hacerlo, nunca nadie será tú.
Puedo asumir que te has ido, pero no puedo asumir que no vas a volver. ¿Qué pasa conmigo?. Esto es una gran y jodida mierda, que duele como nada y escuece como nunca.
Daría todo porque volvieras, porque me miraras otra vez de esa manera. Daría todo por rozar tus labios, por besar tu piel.
Cuando estabas en el hospital tu abuela me dijo que le decías que me ibas a arrancar el pendiente del labio de un beso, y el problema es que no quiero que me lo arranque nadie más.
Te juro que te hubiese hecho feliz mi vida, si te hubieses quedado. Pero ya no lo sabrás, ni yo tampoco. Todo hubiese sido tan diferente, hubiese sido tan genial...
Ahora ando por la vida con esta cara larga y estos ojos tristes.
- ¿y tu felicidad, niña?
- Se mató en un accidente de moto.
Y lo que se muere no vuelve. La mataste contigo.
Y fue un accidente porque no tenías que morirte, porque tu eras de esa clase de personas que merecen ser eternas. Como el amor más puro, como el nuestro. Eternas como el infinito del universo. Por eso quiero pensar que estás allí, divagando entre las galaxias, enamorando a las estrellas, esperándome a mí.
¿Cómo se puede echar tanto de menos a alguien?
Te quise, te azuleo y te amaré siempre.
Feliz 15 bicho azul.
Nos vemos en Neptuno.


jueves, 10 de diciembre de 2015

Despedidas con alioli

Hola vida,
tu prima dice que este año nos toca la lotería, que ya es hora de que nos pase algo bueno y que no paras de cambiarle la hora al reloj de su cocina, que suerte tiene. Ya sabes que si de verdad tocara las primeras personas de las que me acordaría sería tu familia, porque siempre te prometía que si algún día me tocaba la iba a compartir contigo y a diferencia de ti me gusta cumplir lo que he prometido, y a raíz de ti ya no prometo nunca nada.
¿Sabes una cosa? Odio ser tan fuerte. Odio no ser capaz de rendirme, de plantarme. Odio no ser capaz de decir "se acabó", meterme en la cama y no volver a salir hasta dentro de 200 años, porque te juro que es lo único de lo que me quedan ganas. Pero no puedo, algo me impide retirarme, algo me obliga cada día a luchar por oprimir el dolor, por aferrarme a cada pinchazo que siento en el corazón cada vez que late sin tu voz. Hay algo que me obliga a secarme las lágrimas todos los días, que me hace ponerme de pie y practicar esa sonrisa finjida que ya es lo único que me maquilla la cara, esa sonrisa tan falsa como contestar que estoy bien cuando alguien me pregunta. Pero en el fondo nadie lo sabe, nadie puede tener ni puta idea de lo muchísimo que te echo de menos, de lo dificilísimo que es vivir con este dolor en el pecho.
No puedo asumirlo vida, lo siento. No puedo asumir que te has marchado, que ni si quiera te has despedido.
Prometimos no decirnos 'adiós' jamás, incluso inventamos otra palabra, la sustituimos por 'alioli' y joder, me encantaba despedirme de ti con esa palabra, esa palabra significaba que no era una despedida de verdad. Pero lo fue. Lo fue y no lo sabíamos, y pasó de significar 'hasta luego' a un 'hasta nunca'. ¿Hasta nunca vida?, ¿cómo has podido decirme hasta nunca?. Dime cómo coño te has atrevido a marcharte así, a irte sin mí, a dejarme aquí, jodida y desolada por el resto de mis días.
Joder, si yo lo único que quería era tener una puta vida normal, ¿por qué no puedo?, ¿por qué no voy a poder tenerla nunca?, ¿era tanto pedir?, ¿de verdad?.
No te imaginas las ganas que tengo de mandarlo todo a la mierda, porque todo es una mierda inmensa sin ti, que no me apetece hacer nada cada vez que me acuerdo de que tú estás muerto y no lo puedes hacer. ¿Cómo puedes estar muerto grandísimo cabrón?. Hacerme esto a mí, con lo que yo te quería, con lo que te quiero, con lo que te necesitaba... No hay derecho. No hay consuelo.
Nada, nunca y nadie. Esas son las tres palabras que más me representan.
Dolor, frío y rabia las tres sensaciones que siempre me acompañan.
Antes éramos dos, ahora tengo que volver a ser sólo yo y no puedo serlo sin ti, por eso ya no sé ni quién coño soy, ni a dónde coño voy. Pero algún día yo también me moriré y, quien sabe, quizás ese día me vuelva a encontrar si te encuentro junto a mi.
Alioli mi amor.
Te azuleo más allá de la muerte, de la vida, de La Tierra, de Neptuno. Más allá del infinito, del fin del mundo. Más allá.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Los sueños que se convirtieron en recuerdos

Antes me dormía imaginándome todas las cosas que planeábamos hacer juntos. Todas las fiestas, los bailes, los viajes. Me imaginaba a los dos viviendo juntos, haciéndote el desayuno por las mañanas. Me imaginaba yendo a buscarte al trabajo para darte una sorpresa, empapelarte la habitación con notitas de amor, caminar cogidos de la mano. Nos imaginaba dándonos todos los besos que no nos habíamos dado, las conversaciones que tendría con tus amigos, con tus padres. Los nombres de nuestros hijos, de nuestros animales. Nos imaginaba recorriendo mil sitos, bebiendo cerveza en mil lugares, aprender a conducir en ese coche.
Ahora ya no puedo imaginarme nada. Me duermo recordando, recordando cada palabra, cada instante, cada sensación que vivímos juntos, para que no se me olvide. Porque nada me asusta más que olvidarme de eso, eso que lo era todo, eso por lo que soñaba y ya no sueño.
Ilusiones y sueños que se convirtieron en recuerdos, recuerdos que a veces me parecen tan lejanos que me duelen en el pecho. Recuerdos que no pueden revivirse, ni si quiera fabricar nuevos recuerdos que sustituyan a los que se me olviden.
Y no puedo perderlos, porque es el único sitio en el que vives. Y me quiero quedar a vivir en ellos, contigo.
No olvides que te quiero, porque yo siempre recordaré como me querías. Y me sentiré querida siempre. Hasta que los dos seamos recuerdos y podamos querernos en igualdad de condiciones, en el mismo espacio y tiempo, en las mismas dimensiones.

Declaraciones de amor

Perdóname mi amor por no haberte vuelto a escribir antes. Me he acordado de ti todos los días, cada segundo que ha pasado, que pasa. Tengo un reloj parado a las 5:37 que llevo siempre conmigo, cuando me apetece que sea esa hora lo miro y me invade el recuerdo de la mejor hora del mundo, del tiempo. Las 5.37 de los mejores días, de dar saltos de una cama a otra, de mensajes, de besos, de risas. De caricias medio dormidas, de comienzos, de palizas de cosquillas. Las 5:37 para cambiar de postura, para abrazarnos más fuerte, para hacernos felices Te amaba siempre pero a las 5:37 con más razones.
Me encantaba que fueras tan bonito de noche y de día. A veces te pienso y no consigo explicarme como era posible que fueras tan jodidamente único, tan jodidamente perfecto.
Me acuerdo una vez que íbamos todos en el coche, doblamos una esquina y me fijé que en una de las paredes algún enamorado había hecho un graffiti en el que ponía: "Perdona si te llamo amor".
- Mira lo que pone ahí, vida.
Pero no te dio tiempo a verlo porque ya habíamos pasado de largo.
- ¿Qué ponía?
- Da igual, era una tontería.
- Que me lo digas.
Y cuando me quise dar cuenta habías dado toda la vuelta a la manzana y estábamos recorriendo las mismas calles sólo porque querías volver a pasar por allí para leerlo. Y cuando pasamos por delante lo leíste y sonreíste. Y yo pensaba que no podías ser más increíble, más amante de los pequeños detalles, igual que yo.
Muchas personas no le darán importancia, piensan que los detalles sólo son eso, algo insignificante que rodea las cosas que de verdad importan. Pero tú y yo lo vivíamos, lo sentíamos al revés. Los pequeños detalles son los que importan, los que marcan la diferencia de algo que puede ser común, son los que hacen que algo deje de ser normal y sea algo único, como lo que tú y yo teníamos. Y amaba todos esos pequeños detalles que hoy echo en falta más que al calor que he perdido cuando te has marchado. Esos pequeños detalles que me hacían feliz, que me hacían amarte.
No te puedes imaginar como me arrepiento de no haberte dicho todos los días lo mucho que te amaba. Que te amo. Nunca te lo dije, me daba miedo. Una vez te dije que cuando te dijera "te amo" significaría que me había enamorado definitivamente de ti. Y aunque te amaba no te lo dije, no te lo dije porque no quería ver que me había enamorado. Hasta que llegué al hospital y me di cuenta de que todo lo había dejado atrás por estar allí contigo, que todo lo demás me importaba una mierda excepto que tú te despertaras, y en cuanto entré a la UCI te lo dije. TE AMO, TE AMO, TE AMO. Pero ni si quiera sé si lo escuchaste, si lo supiste.
Y créeme, no me arrepiento de no habértelo dicho antes para que lo hubieses sabido, porque si me escuchas ahora ya lo sabes, si no me escuchas de nada me hubiera servido porque estás muerto y apagado y ni si quiera puedes ser consciente del amor que te tenía, que te tengo. Ni si quiera me arrepiento de no habértelo dicho por calmar mi mente, por haberme quedado tranquila.
La única razón por la que de verdad me arrepiento de no haberte dicho antes que te amo es porque ya no podré ver la cara que hubieses puesto. A veces me la imagino, estoy casi segura de que hubieses llorado, que te hubieses emocionado tanto que te hubieses puesto a gritar como un loco, que me hubieses comido a besos tres días seguidos sin descanso. Que hubiese visto en tu cara la sonrisa más grande y radiante que nadie pueda imaginarse. Y ya no puedo verla, no podré verla nunca. Nunca, que palabra más fea. Que palabra más triste, ¿verdad?.
Pero te puedo asegurar que NUNCA te dejaré de querer, y que siempre te querré como nunca.
Te azuleo mi vida, te amo y te echo de menos cada puto instante. Que falta me haces, ni te lo imaginas.
Todo podía haber sido tan diferente, tan feliz. Menuda mierda. Menuda mierda es todo sin ti.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Alioli amor.

Dejarse llevar

Estar conectada contigo significaba eso, dejarse llevar cada segundo por el amor que nos envolvía, por esa sensación mágica que nos impulsaba a la locura de hacer cualquier cosa por vernos, por estar juntos. Nos dejábamos llevar, como bailar con los ojos cerrados, como hacerte el muerto en el mar mientras te arrastran las olas, lejos, y notas como el sol te calienta la cara. Nos dejábamos llevar como cuando cantas en la ducha a grito pelado sin importarte lo más mínimo quién te pueda escuchar, como cuando empiezas a recibir besos en el cuello y sabes que ya no vas a poder parar. Como ir en una bici cuesta abajo y soltar el freno mientras sientes como el aire te despeina al ritmo de la velocidad. Nos dejábamos llevar como dos hojas arrastradas por la corriente que se recorren un río, como el fluir de una melodía improvisada. Nos dejábamos llevar como sólo nosotros sabíamos, como sólo nosotros comprendíamos, como sólo nosotros nos queríamos. Nos dejábamos llevar cuando nuestras manos se buscaban, cuando nuestros labios se llamaban, cuando nuestros cuerpos se sentían. Nos dejábamos llevar cuando la piel se nos erizaba, cuando los ojos nos brillaban, cuando nuestras respiraciones se unían.
Nos dejábamos llevar cuando soñábamos viajar al fin del mundo, juntos, para quedarnos allí. Pero te has ido sin mí, no me has esperado. Espérame allí, dejándote llevar por los segundos que estemos sin vernos, sin querernos. Dejándote llevar por todos esos besos que nos debemos, porque aún los quiero.
Te quiero. Dejémonos llevar.

martes, 1 de diciembre de 2015

El corazón congelado

¿Sabes ese frío que se te cala hasta los huesos y no te deja ni moverte? Ese frío que no te deja respirar sin que te duela la nariz, que te congela hasta los pulmones. Ese frío que te hace tiritar por dentro, que por muchas capas de ropa que lleves, por muchos pares de calcetines que te hayas puesto, no te lo consigues sacar de dentro. Ese es el frío que siento desde que te fuiste, un frío intenso, un frío inmenso. Ese frío que no se va ni con el agua caliente de la ducha, ni con dos millones de mantas en la cama. Ese frío que no hay calefacciones que lo calmen, que no hay sol suficiente que lo queme. Ese maldito frío que vive en mi y me acompaña siempre a donde quiera que vaya. Que no hay ejercicio físico que me haga sudar lo suficiente como para echarle, ni comida lo suficientemente caliente para derretir el hielo que me envuelve por dentro. Es como si el invierno hubiese decidido quedarse a vivir conmigo, que no hay otoños, primaveras o veranos que lo puedan sustituir. Es un frío tan, tan frío que te quema, que te quema hasta el alma, te desgarra los huesos, te petrifica las mariposas del estómago y las va matando lentamente. Un frío que convierte tu corazón en un caos de hielo. Un frío aterrador, que desespera. Un frío que necesita tu calor.