lunes, 7 de marzo de 2016

Vivo en muerte y muerta en vida

Suena el despertador a las 17.30 y pienso... ¿acaso tienes algo mejor que hacer que seguir durmiendo? Y aunque tuviera que hacerlo, prefiero dormir. Así que me acabo de despertar, que tengo unas ganas de vomitar que no te imaginas. Menos mal que por lo menos esta noche tengo compañía.
Que mierda, hace un montón de tiempo que no sueño contigo. Todas las noches lo intento pero la última vez que soñé contigo volvías a morirte y joder, no quiero volver a pasar por eso otra vez ni en sueños.
Mañana es el cumpleaños de tu madre... ¿sabes? no tengo ni idea de lo que le voy a decir cuando la llame para felicitarla. No existen palabras que la puedan consolar, que la puedan animar. Ojalá pudiera decirle que iremos pronto a verla con una tarta, que estaremos allí cuando sople las velas, o por lo menos tú. Pero me imagino el día que llegue mi cumpleaños y creo que querré desaparecer de la faz de La Tierra (a ver si así por lo menos puedo pasarlo contigo). Pero es que cuando llegue mayo... mira, no lo quiero ni pensar, porque de pensarlo lloro.
¿Has visto la foto que tiene tu madre en el whatsapp de tu último cumpleaños? Con esas barbas... me apuesto el cuello y no lo pierdo a que estabas hablando conmigo y por eso sales con el móvil en la mano.
No sé que pasa últimamente, me encuentro más decaída que antes, tengo menos ganas de respirar, cada día te echo más y más de menos y se me hace más cuesta arriba la vida en general. Todos los días me cuesta parar de llorar para poderme dormir. Es tan jodidamente duro acordarse de que no estás, de que no vas a volver... que te puedo esperar toda la vida, pero que no vas a volver.
Me acuerdo tanto de todas nuestras tonterías... de nuestras ñoñerías, de cada palabra, de cada gesto. Todo me recuerda a ti, la lluvia, el sol, el mar... veo la tele y me pongo triste pensando que tú nunca más la verás, que no verás otra peli en el cine, ni otro partido de fútbol, ni saborearás otra cerveza fresquita. Que ya no me abrazarás por las noches, ni por las mañanas, que ya no habrá más sorpresas ni cartas, ni canciones, ni historias, ni diarios. Ya no habrá besos, no habrá caricias, sólo tristeza porque ya ni si quiera hay vida.
Ahora hay terrores nocturnos, dolores de cabeza, ganas de vomitar. Queda echarse de menos con fuerza, los recuerdos y mil cosas que no nos dio tiempo a disfrutar.
Siempre quedarán las cosas que no hicimos, las cuentas pendientes, los besos que no dimos.
Siempre estará el tiempo que nos faltó, el que me sobra ahora.
Te quiero muchísimo, mi amor. Con fuerza, con rabia, con la misma locura de siempre.
Te amo hasta Nayade, hasta esa luna de Neptuno dónde espero que algún día nos queramos.
Te Azuleo cómo siempre y como nunca.
Y, ¡eh!, que sigo aquí.
Alioli vida

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