martes, 29 de marzo de 2016

El día menos pensado

Cuando menos lo esperaba apareciste de la nada y me llenaste de todo. Rebosaba felicidad por cada uno de mis poros, de mis surcos.
Te quería con cada pedacito de mi piel, con cada rinconcito de mi alma.
Apareciste por arte de magia e hiciste que me preguntara todos los días cómo pude haber vivído tanto tiempo sin ti, porque me envolvías de algo inexplicable que me llevaba a otra dimensión sin salir del cuarto.
Y justo cuando pensaba que nuestros caminos ya no se cruzarían, volviste a mi vida para cambiarla, para poner todo mi mundo patas arriba, y cómo me gustaba ese desorden.
Un día cualquiera, de esos que parecen tranquilos y hasta te aburren, de esos en los que ya estás a punto de meterte en la cama, un día cualquiera decidiste volver a buscarme y me encontraste, para perdernos juntos.
Y espero no volver a encontrarme, si cada vez que me pierda te encuentre.
Fue ese día, el día. El que lo cambió todo, porque nada volvió a ser como antes. Porque por nada del mundo hubiese querido que lo fuera.
El día en que, sin saberlo, la felicidad me miró de frente y se fue de la mano del destino, esperando el día en el que vuelva a encontrármelos, juntos.

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