sábado, 23 de abril de 2016

183 días sin ti

Llevo dos horas delante de la pantalla del ordenador y no se por dónde empezar. Ayer se cumplieron seis meses desde que te tuviste que marchar y me dejaste aquí y, aunque parezca mentira, sigue doliendo como si sólo hubiesen pasado seis minutos. Pero ya no quiero seguir hablándote enfadada, ya no voy a echártelo más en cara, ya no quiero estar cabreada contigo. Si acaso con la vida. Porque sé que tú tenías más ganas que nadie de haberla pasado toda entera conmigo, y en parte lo cumpliste mi amor, porque hasta el último de tus alientos me tuviste contigo, y eso es algo que no va a cambiar nunca. Pase lo que pase ya siempre seré la última persona que te hizo feliz en la vida. Y aunque es sumamente triste, en el fondo me hace feliz. Y no quiero si puedes verme que te pongas triste cada vez que me ves llorar, ya sé que es difícil porque sigo llorando a diario pero, quiero que sepas que si lloro es porque te echo de menos y eso significa que cuando estaba contigo me hacías maravillosamente feliz, que era toda alegría cuando estaba contigo y que aunque ahora mis lágrimas sean la manera que tengo de expresar esa alegría y esa felicidad, no cambio cada uno de los momentos que me regalaste por nada del mundo.
Todavía puedo verte tumbado a mi lado acariciándome la cara, mirándome a los ojos y sonriéndome sin decirme nada y a la vez diciéndomelo todo. Nos veo bañándonos en la playa, haciendo peleas de caballitos con mis amigas en el agua, construyendo castillos, buscando piedras con formas bonitas para poder regalárnoslas. Te recuerdo con veinte capas de ropa paseando de la mano por mi pueblo el invierno pasado, enseñándote mis lugares favoritos, riéndote de esa manera tan tuya en la que se te achinaban los ojos. Montados en el coche acariciándote la pierna dibujándote corazones, mojándote con la ducha cuando ya te habías vestido. Te veo como si hubiese sido ayer cuando bailábamos como dos locos, cuando brindábamos por una vida entera juntos, cuando compartíamos la comida y siempre te dejabas el final en el plato. Te recuerdo tumbadito en el sofá, quedándote dormido en cuestión de segundos sobre mis piernas. Recuerdo cada uno de los mensajes que me mandabas al despertarte, tu voz de dormido cuando te llamaba de madrugada para despertarte y hablar un rato antes de que te fueras a trabajar a las seis de la mañana. Tumbarnos en la terraza a escuchar música mientras mirábamos las estrellas y yo te cantaba todas las letras para dedicarte cada palabra que retumbaba en los altavoces. Te recuerdo siempre riéndote, tan feliz como siempre, tan lleno de vida, de energía. La primera vez que volvimos a vernos, ese abrazo que me dejó sin aire, nuestro primer beso. Vernos todas las películas de dibujos animados que tengo en casa, arropados con las mantas mientras oíamos llover fuera. Comiendo regalices rojos mezclados con cerveza, los lacasitos de colores. 
Te veo cada vez que voy a tu casa y encuentro encima de tu mesa los dibujos que te hacía, las camas deshechas. Y casi puedo verte allí, acurrucado, con tus manos grandes y ásperas buscando mis dedos, surcando mis labios. Y casi puedo olerte, ese olor que era tan tuyo y que no puedo quitarme de la nariz de mi cerebro. Escuchar esa risa, esa voz risueña con la que me hablabas siempre.
Te echo mucho de menos mi vida, mi Lila, mi amor. Te echo mucho de menos porque cada segundo me hiciste sentir la persona más especial del universo a tu lado.
Que suerte tiene el mundo de haber podido conocerte, de que existieras un día y todas esas personas (entre las que por supuesto me incluyo) que pudimos disfrutar de ti y de toda la luz que te envolvía y contagiabas. 
Tengo muchísimas cosas que decirte, muchísimas cosas que contarte, pero no te preocupes porque sé que no se me van a olvidar nunca y que el día que vuelva a tenerte delante ya no voy a dejar que te me vuelvas a escapar nunca.
Ojalá estés bien, allí donde quiera que estés, ojalá estés bien, ojalá me cuides siempre, siempre estés a mi lado que yo seguiré luchando. 
Que ya sólo me queda pensar que allí donde estés estarás haciendo de reír a todos esos niños y niñas que como tú se tuvieron que ir de este mundo antes de tiempo y ahora esperan allí a sus papás y a su familia hasta que llegue el día que puedan abrazarlos de nuevo. Ya te estoy viendo bailándoles "soy una taza, una tetera...", contándoles cuentos, hablándoles de historias, enseñándoles a dibujar. Y me siento orgullosa de ti, por haber sido siempre una persona ejemplar.
Te quiero mi vida, con una fuerza sobrenatural, con una energía que supera todas las barreras y puede llegar a dónde estás. 
Siento que eres cómo la luna, tan preciosa, tan grande y tan brillante que te hipnotiza, y tienes ese deseo desesperado de poder tocarla, de poder morderla algún día, pero que aunque parece que está tan cerca no la puedes coger por mucho impulso que cojas, por muy alto que saltes, por muy largo que te estires. Pero sigue allí cada noche, y te conformas con verla, con saber que cuando el sol se acueste allí estará ella, fiel a la noche, a sus estrellas.
Y aunque no puedas contestarme yo te seguiré hablando cada día, para que busques la manera de responderme, y te seguiré queriendo con todo ese amor que te tenía y siempre te tendré guardado hasta que volvamos a vernos. Porque volveremos a vernos, mi amor.


"El suyo era un amor inmortal, ni envejecía ni se moriría nunca, aunque pasaran cien años más sin verse."


Te amo caraculo. Media docena de meses sin ti no es nada comparado con la eternidad que tendré a tu lado. Te quiero.

1 comentario:

  1. Seis meses sin poder decirte mi niño k te kiero muchísimo k te echo tanto de menos lo k me hacías falta todo lo k a pasado en estos seis meses y te cuento cada día esperando k puedas oirme y para ti mi niña K te kiero muchísimo y estaré a tu lado siempre

    ResponderEliminar