domingo, 15 de enero de 2017

No creía en la felicidad, creía en ti

Los números, las fechas. Días que pasan sin control. Y de repente ya es enero otra vez. Otro frío invierno sin ti. Otoño triste, el frío invierno, la estúpida primavera y el pobre verano. Año tras año. Y ya da igual la estación, el mes, el día en el que estemos. Porque tú no. Otro enero que me recuerda que dentro de 15 días volveríamos a vernos, y mataría. MATARÍA por volver a ese momento. A ese abrazo que detuvo el tiempo que había pasado en esos largos siete años. Todavía no han pasado otros siete, pero sé que por desgracia pasarán 70.
Aunque la verdad, Vida. Parece que no estoy empezando del todo mal el año, y ojalá se me cumplan los deseos aunque yo ya no crea en esas gilipolleces, no puedo evitar seguir soñando. De momento tengo algunas buenas noticias, pequeños matices que espero me ayuden a ir progresando en mi vida, y si no, que coño, con reunir suficiente dinero para pegarme todos los viajes que espero hacer este año, más que conforme. Porque te juro que es lo único que me importa, lo único que me motiva, que me hace sentir viva de verdad. Que me hace sentir que merece la pena esto a lo que llaman vida. Vida sin ti. Que estupidez de vida. Y joder, echo la vista atrás y me da pánico todo lo que ha cambiado también todo este último año. Y a la vez intriga por las cosas que cambiaran durante este. Aunque también miedo. Pero, ¿sabes? luego me paro a pensar y digo: ¿miedo de qué?. Si ya después de lo que he pasado, me da igual lo que venga. Que sé que no me voy a morir pase lo que pase. Que lo tendré que soportar, echarle huevos y ser valiente. Aunque chille, aunque duela, aunque llore tanto que llegue a pensar que me voy a ahogar en mis propias lágrimas y me voy a morir. Después respiro hondo porque la vida sigue. Sigue la vida sin ti. Aunque no quiera, aunque me duela. Y sé que pocas cosas durante el resto de mi vida me van a doler tanto como lo que me está doliendo esta falta de ti. Esos horribles días en el hospital. El haberte visto muerto y saber que esa fue la última vez que te vi. Después de eso, que me echen lo que quieran. Lo único que de verdad me da miedo, lo único que de verdad deseo y te pido a ti, y le pido al cielo, a Buda, a todas las estrellas. Por favor, que no se muera nadie más. Que no se vuelva a morir nadie. Por lo menos no en muchos años, por favor. Salud y viajes. No necesito nada más. Y me he dado cuenta de que tampoco necesito a nadie más. Y de que nadie se puede comparar con lo que me dabas tú. Con lo que me hacías sentir, sí. Pero el apoyo, el llenarme por dentro y todo eso... el hacerme volar. El hacerme feliz. No sabía lo puñeteramente afortunada que era cuando me levantaba con tus "buenos días mi republicana" (que ya sabías tú que yo de princesas poco). Cuando me hablabas de lo mucho que habías sonreído todo el día pensando en mí y que ibas tachando los días que faltaban para vernos. Lo afortunada que era cuando te veía despertar, cuando te besaba la piel. Porque no voy a volver a probar nada tan delicioso como tu piel, jamás.
Tu madre me dice que soy joven y que tengo que seguir mi vida, que algún día encontraré a alguien que me quiera y que me cuide bien, y que tengo que que pasar página y quedarme con él. Pero Vida yo no tengo ganas de estar con nadie que no tenga tus manos, tus labios y tus lunares. No puedo estar con nadie que no me quiera tanto como tú me querías, que no me extrañe tanto como yo te extraño, porque después de lo que tú me has hecho sentir no pienso conformarme con menos. Y no creo que exista nadie en todo el mundo que llegue a estar a la altura a la que tu estabas. Y te lo digo de verdad. Te lo digo porque así lo siento, porque es lo que pienso y lo que me demostraste. Que no puedo decir nada malo de ti, mi Amor. Nada. Sólo lo pronto que tuviste que irte y lo mucho que me duele echarte de menos. Y que ojalá hubiésemos tenido la oportunidad de pasar todos los días de nuestra vida juntos hasta hacernos viejos, porque te prometo (y ya sabes que yo ya no prometo nunca), te prometo que te hubiese hecho feliz absolutamente todos y cada uno de ellos.
Te quiero, mi bichito azul. Feliz día 15 de enero. Espero que estés donde estés te estés acordando de mi como yo lo hago, que te sientas orgulloso de cada pasito que doy y de cada meta que consigo o me esfuerzo en conseguir, y que siempre estés a mi lado para poder apoyarme.
TE AMO. Con toda la locura que hay en el mundo, que cada día aumenta.
Alioli Amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario