jueves, 16 de febrero de 2017

Estúpidamente, te quiero.

Algo tan estúpido como plantarme delante de tu tumba y ponerme a decir gilipolleces. Gilipolleces en sentido estricto porque a veces me pongo tan nerviosa cuando estoy allí delante que no me salen las palabras, aunque me haya pasado todos los meses sin ir pensando en todo lo que quería decirte. Que tontería, cómo si por hablarle a tus huesos pudieras escucharme mejor que cuando le hablo al cielo esperando que alguna estúpida estrella me conteste. Pero no lo puedo evitar, una parte de mí se siente mejor al querer pensar que de alguna manera, se siente más cerca de ti. De lo que eras. De tus restos. Y no porque lo haga literalmente. Los restos que hay ahí metidos nunca serán nada, nunca serán suficientes en comparación con los restos que has dejado en cada uno de los corazones de todos los que te quisimos, de los que te conocimos. Para que te hagas una idea, el mío ya es sólo restos.
Hay tantas cosas que quisiera contarte, tantas por las que me gustaría que discutiéramos, tantas que ya te he contado y que volvería a contarte cientos de miles de veces. A veces sigo sin poderme creer lo que ha pasado y me estalla el cerebro, y siento cómo lo hace, como cada una de mis neuronas enloquece, pierde el control y se da golpes contra las paredes de mi puta red nerviosa intentando descubrir qué cojones pasó aquel día. Cómo es posible que esa fuera la última conversación que tuvimos. Que todos nuestros planes se muriesen. Que tú te hayas muerto y la maldita certeza de saber que pase lo que pase NUNCA volveré a verte. "Nunca digas nunca" siempre usábamos esa frase. Era nuestra frase. Y ahora, ¿qué? Ahora se ha convertido en una certeza, se han roto todos mis esquemas y cada día que pasa siento que estoy más boca abajo que nunca. Que voy al revés que el resto del mundo, me siento tan perdida y mareada... será porque sigo intentando encontrarte aunque en el fondo sepa que es inútil seguir buscándote. Pero, ¿y yo? ni si quiera he encontrado la parte de mí que no se fue contigo. No se ni dónde estoy, ni a donde voy. Sólo siento que no formo parte de ningún sitio. Que no quiero formar parte de un mundo en el que tú no existes.
Pero así es la vida. Así de puta es la vida. Así de mierda. Así que, aquí estoy, un jueves más, un jueves cualquiera escribiéndote estas estúpidas palabras que nunca podrás leer. Pero, necesito escribirlas. Soy así de estúpida. Creo que siempre he sido una estúpida y supongo que siempre lo seré.Y tú te enamoraste de mi estupidez y supongo que eso también te convierte en un estúpido, pero sé que éramos los dos estúpidos más felices del puto planeta.
Te quiero, mi amor. Eras lo más grande que he conocido, que sé que conoceré. Eras la persona más mágica que existió en el mundo, en el universo entero. No sabes lo afortunada que sé que soy por haberte conocido, por haberme podido dormir entre tus brazos y por haber compartido contigo el estúpido sueño de comernos a Neptuno, aunque fuera a besos.
Azules noches bichito.
Siempre conmigo, prométemelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario