jueves, 5 de mayo de 2016

Rocas y recuerdos

Hola mi vida, ya sé que llevo la tira sin escribirte. Estoy intentando salvar algunas asignaturas de este cuatrimestre y no me da la vida. He estado unos cuantos días con insomnio y la verdad es que lo he pasado fatal, encima lo poco que dormía tenía pesadillas y me levantaba más cansada que antes de acostarme. Este puente ha venido a verme una amiga, me hubiese encantado que la hubieses conocido, te iba a encantar. Y me ha tenido bastante distraída, la verdad (y bastante borracha, no te voy a engañar). Esta semana es la primera en más de seis meses que me he ido a dormir dos días sin haber llorado, al día siguiente creo que he llorado el doble pero por lo menos el que no me hace pensar que acabaré acostumbrándome a esta sensación. Aunque a veces necesito concentrarme en el dolor y dejarle salir, porque si no lo hago me va asfixiando y no sabes cómo aprieta. Y puedo sentarme en la orilla del mar y gritar, llorar como una loca, hablarte de todo un poco durante horas. Pero luego vuelvo a casa y me siento más ligera, como si me hubiesen quitado una mochila llena de rocas de la espalda. Que según pasan los minutos noto como se va llenando otra vez y así hasta que vuelva a vaciarla. Supongo que eso será así toda la vida, sólo que poco a poco se irá haciendo la mochila cada vez más grande (o las rocas cada vez más pequeñas) y tardaré más en vaciarla.
Todo el mundo dice que este año es un año malo, que es un año duro por todo lo que ha pasado, que es un año raro y que hay que dejar que el tiempo pase. Pero yo en el fondo sé que no es este año, que ya nada volverá a ser como antes, nunca.
Nunca podré hacer algo tan simple como medirte la espalda con mis labios o saber cuántos lunares tengo porque te empeñaste en querer contármelos. Pero no lo hiciste y ya no sabré el número exacto.
Seis meses y pico es más de medio año, más de medio año sin olerte, ¿sabes lo que supone eso? más de medio año sin escuchar tu voz. Me mata pensarlo. Y en realidad la técnica es esa, intentar no pensar, no recordar cómo me sentía cuando te tenía a mi lado, cuando te podía tocar. Pero me da pánico que se me olvide y a veces me esfuerzo por volver a esa situación, por meterme dentro de mis propios recuerdos, perderme en mi propia mente buscándote. Y cuando consigo sentirme como entonces, duele tanto el saber que no podremos generar nuevos recuerdos que me quema el alma. Y entonces pienso que mi mente quiere olvidarlos para no sufrir, pero mi corazón no quiere perderlos porque son lo más preciado que guardará en su vida.
Y ahora aquí estoy, escuchando llover, acordándome de lo guapo que estabas bajo el paraguas, de lo bien que encajaba tu voz con el compás de las gotas de agua mojándonos los pies. Y te vuelvo a echar de menos.
Mi principal problema es que me sigo durmiendo imaginándome mi vida junto a ti, en todo lo que haríamos, en cómo sería si estuvieras aquí.
Poder compartir contigo dónde vivo, decirte que al final lo conseguí. Que poco a poco estaba empezando a cumplir todos mis sueños desde que apareciste tú. Joder, que contento te ibas a poner. Te imagino con esa sonrisa preciosa de oreja a oreja, con tu risilla nerviosa. Cómo la echo de menos. Casi tanto como a ti. Ojalá puedas vernos, ojalá oigas cada palabra que te digo, cada cosa que digo de ti. Ojalá me veas sonreír a veces cuando me acuerdo de alguna gilipollez de las nuestras, esas que me hacían tan infinitamente feliz.
Ojalá pudiera saber que estás aquí.
Pero volveremos a vernos, lo sé porque te prometo que el día que me muera te buscaré hasta en el infierno.
Te quiero mi vida, te azuleo martillo grande.
Alioli amor

1 comentario:

  1. Recuerda k no estás sola k me tienes aki para todo a pesar de la distancia k me encanta tenerte en nuestras vidas y k eres una luchadora te azuleo mi.niña

    ResponderEliminar