sábado, 30 de enero de 2016

364 días antes...

Hace exactamente un año hoy era un día más que feliz. Era un día eufórico. Un día de reencuentros, de nuevas conexiones. De nuevas experiencias. Era un día de primeras veces. De primeros besos. Era un día de cambios a mejores, de comienzos bonitos, de finales inexistentes. Impensables. Era un día de nervios, de miedos, de ganas acumuladas. De deseos retenidos, de sueños incumplidos que perdían el prefijo. Era un día mágico.
Pero hoy, exactamente un año después no es un día feliz. Es más bien un día triste. Un día de rabia. Un día de esos que ya desde que te despiertas por la mañana lloras. Que no tienes ganas de salir de la cama, que te invaden los recuerdos y duelen más que ayer pero sabes que menos que mañana. Que intentas respirar la esencia que queda de lo que tenías porque sabes que ya te queda poco que perder. Y sólo tienes ganas de desaparecer, de marcharte lejos, donde nadie te encuentre. Y luego dices, ¿para qué? si tu vida va a ser una mierda allí dónde estés. En fin.
Hoy es un día de esos de recordar los buenos momentos con lágrimas en los ojos porque todavía duelen demasiado, lo suficiente como para no conseguir fingir esa sonrisa camufladora que haga pensar que todo va bien.
En definitiva, hoy no es un buen día. Hace varios meses que los "buenos días" pasaron a ser días a secas. Hoy son "malos días". Días de mierda.
Ojalá pudiera sentirte conmigo.
Ojalá volver a esa noche hace un año. Contigo.
Ojalá a dónde sea pero contigo.
Cuando sea pero contigo.
Contigo.
Tú.
Te quiero.

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