viernes, 22 de enero de 2016

Caída libre

Hola amor,
otro jodido, jodido veintidós. Tres desde el que te fuiste. Desde que te raptaron, quizás te llevaron a otro planeta. Espero que sea bonito.
Estoy muy enfadada contigo, me prometiste que nunca ibas a hacerme daño y no he sufrido tanto en mi puta vida. Antes cuando me pasaba algo siempre estabas, siempre te sentía, me abrazabas, me apoyabas, me ayudabas. Me hacías fuerte. ¿Dónde estás ahora? Cuando más falta me haces. Ni rastro. Ni una insignificante huella, una señal, algo. Nada.
Me conocías mejor que nadie, vivías conmigo cada segundo de mi vida, compartíamos todo lo que me pasaba. Sabías que estaba metida en un hoyo de los negros, de los que piensas que no vas a poder salir en la vida. Y estuve dentro muchos años, y muchas personas intentaron sacarme, pero no lo consiguieron. Nadie lo consiguió, pensaba que jamás nadie lo conseguiría... pero entonces volviste a aparecer tú. De nuevo, en mi vida, así, porque sí, un montón de años más tarde, te plantas de nuevo con esa sonrisa, con esa forma de ser que tanto me encantaba. Y decides subirte al carro, me coges de la mano y te la suda todo, sólo quieres estar conmigo, aunque eso implica sufrir por mí, conmigo, sufrir juntos. Y sin saber porqué ni cómo, me transmites toda esa energía que nunca había encontrado en nadie, ni si quiera en mí misma, y me haces fuerte. Más fuerte que nunca. Y cogí toda esa fuerza que me diste y que pensaba perdida, y la utilicé para tomar la decisión más difícil de mi vida. Esa a la que tenía pánico enfrentarme, esa que lo iba a cambiar todo. Y tenía miedo, pero sabía que tú ibas a estar esperándome con los brazos abiertos y me volvías valiente. Y me sacaste del agujero.
Ahora me has metido en un pozo. En uno de esos que parece que no tiene fondo, que tiras una piedra y solo cae, cae y cae... y ni si quiera logras escuchar cuando toca el suelo. Bueno, yo soy esa piedra. Y sé que estoy en el pozo más profundo que nadie pueda imaginar. Casi ni veo la luz, tan arriba, tan lejos. Y ya no tengo fuerzas, no estás para salvarme. Ni si quiera para tirarme una cuerda. Tampoco tengo ganas, me he quedado seca, vacía, débil. Me siento la cosa más vulnerable del mundo, me siento tan frágil que creo que podría romperme con mirarme, y pequeña, muy pequeña. Indefensa. Sola en el final de ese pozo oscuro. Y sé que voy a tardar mucho en conseguir reunir las suficientes fuerzas y todo lo que me hará falta para comenzar a escalar hacia arriba. Y sé que tropezaré muchas veces en el intento y probablemente vuelva a caer hasta abajo. Pero también sé que llegará un día, aunque pasen meses, aunque tarde años, en el que conseguiré poco a poco llegar hasta arriba, y entonces me pondré de pie en la superficie del pozo, y levantaré los brazos, y con la luz del sol aún cegándome los ojos después de tanto tiempo en la oscuridad, te daré las gracias a gritos. Porque ese día no sólo me habrás hecho fuerte. A partir de ese día seré INVENCIBLE. Ya nada podrá tocarme, nada podrá dañarme. Nunca. No después de esto. Imposible. Incomparable.
Pero todavía no. Todavía sigo en esa fase del pozo en la que te haces una bolita y te escondes debajo de las sábanas a llorar, y cierras muy fuerte los ojos, esperando que el edredón te transporte lejos, que te proteja de todo lo malo. Sigo en esa fase de oler tu chaqueta colgada cada vez que abro la puerta del armario, y respiro tranquila porque sigue oliendo a ti. Esa fase en la que sigo hablándole a tu foto de carnet, le doy besos a tu pijama, y te sigo esperando encontrar. En alguna parte, en algún lugar, en algún objeto.
Sigo en esa puta fase en la que todavía no he podido asumir del todo que ya no estás.
La música duele, los dibujos son tristes, odio a la tele.
Y con las pocas fuerzas que tengo, te echo de menos.
Te quiero a morir, a rabiar. Te quiero más allá de todo esto, de la vida, de la muerte, de los sueños, de la realidad. Te quiero por encima de las nubes y por debajo del mar. Eternamente y como el infinito del espacio, sin gravedad. Te quiero.
Azules noches mi vida.


Tu Lila consentida.




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