lunes, 25 de enero de 2016

Conexiones extrasensoriales

No te puedes imaginar la sensación que me recorre cuando estoy en la biblioteca y de repente me viene una ráfaga de tu olor, y la intento aspirar con todas mis fuerzas sin saber si quiera y, probablemente, si son mis propias paranoias. Que te echo tanto de menos que ya hasta te huelo. Pero, ¿qué más da? mientras tu esencia perdure, sea dónde sea.
Abrir ese bolso y encontrarme la bolsa de pipas tijuana que compramos el último fin de semana, esa bolsa que sigue por la mitad, y saber que nunca voy a ser capaz de comérmelas ni de tirarlas. Y no saber si reír o llorar. Normalmente opto por llorar sonriendo, hasta que la pena me invade y ya no puedo parar. Ese día fui a verte jugar al fútbol con tus amigos, la primera vez y la última que me dedicaste un gol, el último gol que marcaste. Y me acuerdo de lo mucho que te dolía la oreja de la hostia que nos dimos la semana anterior en la feria, que nunca la habías tenido tan roja y tan hinchada y yo no podía parar de reír cada vez que te la miraba y me acordaba de lo torpes que éramos y de lo poco que nos importaba. Había muy pocas cosas que nos importaran aparte de nosotros. De mantener la sensación de estar juntos, de estar pegados, incluso cuando estábamos lejos. Y ahora estás más lejos que nunca y no sabes lo mucho que me cuesta mantener esa sensación, esa sensación de que me sigues cuidando, de que sigues a mi lado y de que aunque ya no pueda verte, sigues aquí. Ojalá mañana vengas conmigo a la universidad y me des suerte con el examen, ya que no me la vas a poder desear como antes. Sabes que me llevaré esa pulsera tan fea que representa lo mejor del verano pasado, de nuestro verano, como en septiembre. Y que aunque ya no te podré dar la buenísima noticia de haber aprobado, aunque ya no pueda escuchar de tu boca lo orgulloso que estás de mí, aunque esté deseando mandarte un mensaje diciéndote lo difícil y rebuscado que era el examen, te aseguro que no me presento sólo por mí. Cuando te fuiste te prometí que seguiría luchando por los dos, que todo lo que consiga en la vida será también por y para ti, para que lo consigas en mí. Para que lo tengamos los dos. Menos mal que entre nosotros siempre sobraron las palabras, que nos entendíamos con mirarnos, con tocarnos, con sentirnos. Y aunque nos decíamos las palabras más bonitas del planeta, aunque inventábamos palabras nuevas porque las conocidas se quedaban cortas para expresar lo mucho que nos queríamos, a veces me basta con inspirar tu olor para saber que esa conexión era real, y que aunque ya no hablemos, perdura, y siempre perdurará, que siempre será eterna.
Y menos mal, porque me cuesta tanto creer que te haya pasado esto, que a veces tiendo a pensar que nunca exististe en realidad. Es tan jodidamente difícil pensar que hace unos meses estabas tumbado en mi cama, echándote la siesta mientras yo te robaba el móvil y te dejaba una grabación de voz de siete minutos con el título: ESCÚCHAME y un corazón azul, para que cuando volvieras a casa te mandase un mensaje diciéndote que miraras en la carpeta de las grabaciones y fliparas. Y que todos los días me digas que no paras de escucharla y yo pensar que no podíamos querernos más.
No es justo. Hace unos meses estabas sentado justo en la silla que tengo en frente, contándome de todo, con esa risilla nerviosa que tanto me gustaba. Con esa voz que me envolvía. Tus manos jugando con las mías.
Lo siento, no puedo. No puedo más, vida. Esto es demasiado para mí, no nos lo merecíamos. No me lo merezco. Y desgraciadamente no hay vuelta atrás. Ya no te tengo. Ya no tengo a nadie que me diga todos los días que soy lo mejor que le ha pasado en la vida, nadie que me cante canciones inventadas por él mismo, nadie que me escriba cartas y me las mande por correo, nadie que me de la mano para que juegue por el borde de la acera, nadie que se ponga el despertador durante toda la noche cada media hora por si necesito hablar con él y se ha quedado dormido. No hay nadie, vida. Nunca lo habrá. Nadie como tú. Nadie que me llene de ese amor tan especial. Que sea tan increíble como tú.
Te lo juro, pensaba que de verdad íbamos a estar juntos para siempre. Ya no sé ni lo que significa esa palabra.
Te echo de menos tanto que nadie lo sabe.
Te quiero, te amo, te amo, te amo.
Azul, siempre azul. No me abandones.
Alioli mi amor.

1 comentario:

  1. No estás sola mi.niña yo confío en ti y sebo puedes coon los exámenes con eso y mucho más y yo seré la.K te diga k confío en ti k te kiero y nunca estarás sola a pesar de la.distancia estoy aki para cuando me necesites y si es de. Madrugada también estoy mi niña te kiero

    ResponderEliminar