Planeamos una eterna vida juntos que me cargaba cada día el alma de ilusión, que me hacía soñar y me envolvía de felicidad. Me encantaba despertar en esa realidad en la que formabas parte tú, en la que todo giraba en torno a ti, en torno a mí, a nuestro despertar. A nuestro sueño real, tantas ganas de vivir. Creímos tener el don de la inmortalidad, de disponer de cientos y cientos de años para vivir todo tipo de experiencias, para querernos en todos los idiomas del mundo, para darnos todos esos besos que nos debemos.
Ojalá hubiera sabido que nuestros "para siempre" tenían fecha de caducidad, que en realidad las promesas no las cumpliríamos jamás. Ojalá hubiera sabido el tiempo real que me quedaba para estar contigo, para abrazarte, para exprimirte a abrazos. Para besarte hasta desgastarte los labios, acariciarte hasta borrarte la piel.
No puedo creerme que a estas alturas seas un puñado de carne podrida y todos tus huesitos metidos en esa caja... y yo aquí, comiendo chocolate y viendo todo ese maratón de películas que, supuestamente, ibas a ver conmigo. Te echa de menos mi cama.
Un 15 de febrero que podía haber sido más bonito que todos los absurdos 'San Valentines' juntos. Pero no lo ha sido. No lo será. Te quiero, ¿te lo había dicho?
Posdata: mañana estás invitado a las cervezas, por si se te ocurre pasarte por allí y vernos juntas.
Me prometiste muchas cosas pero me has fallado, tú, que eras la persona en la que más confiaba de todo el jodido mundo. Y necesito creer en ti, por eso sólo quiero pedirte una cosa, la última promesa...
TE AMO.
Yo te prometo mi niña estar en esta vida junto a la tuya para cuando llegue la próxima vida k el te devuelva todo lo k en esta no a cumplido te kiero muchísimo mi niña
ResponderEliminar