jueves, 12 de noviembre de 2015

21 días

Hola amor.
Hoy hacía 21 días desde que te fuiste. 21 días desde que me instalé a vivir en el infierno. Me he dado cuenta de que a veces intento autoconvencerme a mi misma de que en realidad tampoco te quería tanto pero que va, te quería más que nunca, y mira que yo a ti te he querido desde siempre.
Hoy he hablado con tu padre, me ha dicho que soy muy especial y que nunca se van a olvidar de mí, que vaya a verles porque me quieren mucho. Y pensar que cuando estabas vivo me moría de vergüenza cada vez que pasábamos por tu casa a saludarles. Que irónica la vida, burlándose de mí, como siempre, porque ya no podremos ir juntos a comer a tu casa. Nunca.
Hoy han pasado 21 días desde que tu cerebro dejó de funcionar, 25 desde el accidente. 25 días sin conseguir acostarme sin haber llorado. Y los que me quedan. Mi madre también llora cuando se acuerda de ti. Y es que aquí en mi casa eras ya uno más de la familia. Que duro haberte perdido de esta manera.
Me siento tan sola desde que no estás, nadie puede llenar el vacío tan grande que me has dejado. Tú eras toda mi fuerza, todo mi apoyo. No se cómo seguir si no te tengo a mi lado. Es tan difícil avanzar sin ti que a veces pienso que no voy a ser capaz de conseguirlo.
No me puedo creer que no pueda contar contigo cuando esté histérica con los exámenes, que ni si quiera vas a estar para felicitarme cuando me saque la carrera.
Que me ha bajado la regla y necesito que me compres helados de chocolate pero no puedes.
Y cuando me saque el carnet no te voy a poder dar una vuelta, con las ganas que tenías de enseñarme a conducir.
Que no me vas a ver cuando me vuelva a poner morena y la última vez que nos vimos me dijiste la curiosidad que tenías.
Que no me vas a felicitar el año y a decirme que el 2016 va a ser el mejor de nuestras vidas.
Que vas a faltar a mi cumpleaños el año que viene. Y al tuyo. Sobretodo al tuyo, joder.
No puedo asimilar tanto dolor, no me cabe dentro ya.
Reproduzco en mi cabeza una y otra vez todas las conversaciones que hemos tenido y me parecen tan irreales que a veces pienso que te he soñado, que en realidad nunca has existido.
Pero luego me acuerdo de los besos que nos dábamos y de lo mucho que nos queríamos y sé que no había nada más real que eso. Nada.
Siento como me pesan los días, como me van aplastando lentamente y no se soporta. Lo peor es que no existe alivio, no existen palabras, nadie puede ayudarme a entender esto, ni si quiera a asimilarlo porque mi corazón se niega a asimilar que tendrá que querer a otra persona que no seas tú. Que ya no podré compartir mi vida contigo, joder pero si era lo que más quería. No podía si quiera plantearme una vida sin ti, no podía imaginarme el día en el que no estuvieras. Y de pronto ya no estás y no porque quisieras irte. Te echo de menos, vida. Te echo tanto de menos que no se que va a ser de mí.
Se me ha marchitado el corazón, se me está muriendo porque quiere irse contigo.
Y no puedo evitar quererte. Eso no. Pídeme cualquier cosa menos eso.
Ojalá pudiera hacer algo para que te devolvieran, que haría lo que fuera, te lo juro, lo que fuera.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Alioli mi vida, azules noches.



No hay comentarios:

Publicar un comentario