martes, 3 de noviembre de 2015

Hola mi amor.
Que dura otra noche sin ti. Y otro día que comienza, eso es lo peor...
Ojalá veas lo bien que me sienta tu ropa. Me encanta ponerme tu chaqueta de cuero marrón y aspirar tu olor con toda la capacidad de mis pulmones. Abrazarme a mí misma con los ojos cerrados como si de ti se tratase. Ojalá nunca se le vaya el olor a ti de tu ropa.
Han pasado dos semanas y sigo sin ser capaz de escuchar música. Simplemente no puedo, no soy lo suficientemente fuerte. Tu y yo sabemos que todas las canciones hablan de nosotros y no estoy preparada para escucharlas sin ti. No estoy preparada para dejar de identificarme con ellas. La vida sin música es triste, pero escuchar música sin ti es millones de veces más triste. Hacer cualquier cosa sin ti es millones de veces más triste que la cosa más triste del mundo. A veces creo que ya sólo estoy echa de eso, de tristeza y dolor.
No sabes como echo de menos tu lunar en el labio, era increíblemente perfecto. Tu lunar en la oreja, tus orejas en general... las amo.
No me puedo creer que supieras la sorpresa que te estaba preparando el fin de semana de mi cumpleaños, no me puedo creer que nunca me lo dijeras, que te hicieras el sorprendido para que no me desilusionase. Que me haya tenido que enterar por tu mejor amigo... vaya par de cabrones. Me la disteis pero bien. Que bien nos lo pasamos. Fue el mejor cumpleaños de mi vida. Estaba celebrándolo justo con las personas con las que me apetecía estar, ni una más ni una menos. Mi otra familia. Mis personas más cercanas y de mayor confianza, tú y tus amigos. ¿Podía pedir algo más? Aunque pudiera pedirlo no lo hubiese hecho. Me conformaba con eso. Me hacía feliz. No necesitaba nada más. Nada.
Todo el fin de semana para arriba y para abajo, bebiendo, bailando, cantando, comiendo, durmiendo, haciendo el amor. Y ahora íbamos al Mcdonalds, y ahora comprábamos potitos en el supermercado. Ahora pintábamos las gorras y salíamos todos dando la nota. Y ahora un cubalibre y ahora un rebujito. Y otro. Y otro más. Y ahora un beso y otro. Y un abrazo y un baile. Y pintalabios y risas y más risas. Y ahora invito a la gente a dormir a tu casa como si fuera la mía. Y la lío. Y hago amigos y hago amigas. Y cervezas con tus tíos. Y la feria. Y cervezas los cinco. Y el castillo. Y yo lloro porque estoy triste, no me quiero ir. "Nos veremos pronto," No quería dejar de ser feliz.
A veces me da miedo que se me olvide lo que sentía cuando te tocaba la piel, cuando te acariciaba la cara con mis dedos y pensaba que era lo más bonito que habían tocado nunca. Me da miedo que se me olvide el sonido de tu voz, la melodía de tu risa. Me da miedo que se me olvide como sonaban esos "te quiero, te quiero, te quiero" en tu boca que me volvían loca, loca de amor.
Me da miedo que llegue un día en el que piense que has sido un sueño, que todas las cosas que vivimos tan sólo las había imaginado, como antes de que pasaran. Como antes de que hicieras mis sueños realidad y pasaba años imaginándomelas, imaginando como sería volver a verte, darte un beso o cogerte de la mano. Y un día, sin saber porqué ni cómo, viniste a verme. Me cogiste de la mano a todas horas y me comiste a besos. Nos comíamos a besos mi amor y no necesitaba comer nada más en meses. Me hacías tan feliz. Sólo tu y yo comprendíamos y veíamos la magia de los pequeños detalles. Que me regalabas una piedra con forma de corazón y joder, era el mejor regalo del mundo. No necesitaba más que eso. Que una piedra, que un par de canicas, que un tazo que te había tocado en las patatas. Un dibujo, una nota. Una pulsera fea de cojones de la feria. Una luna que brilla en la oscuridad, un mensaje inesperado. Un pantalón de pijama que te dejaste en mi casa. Un calcetín. Mis calcetines de leopardo. Verte andar en calzoncillos por el pasillo de tu casa. De nuestra casa. Con esos andares que tanto me gustaban, con esos andares tan tuyos. Hacerte de comer mi comida favorita para que la probaras, bocadillos de bacon y pimientos para merendar. Y que te sientes a mirarme cocinar y yo te cante todas las canciones de pereza. Y de vez en cuando un beso. Y comer con cerveza y nunca sin pan. Que me escuches horas y horas todas las historias que te tengo que contar. Subir a tu terraza a fumar. Mirar las estrellas. Inventar constelaciones que nadie nunca había encontrado con nuestras iniciales. Dibujarte corazones en la piel desnuda. Que me des una mano mientras conduces con la otra y me vayas mirando de reojo. Y gritarte "AZUL" cada vez que el semáforo se pone en verde. Y gritarte "AZUL" cada vez que veo algo azul por la calle y quiero que sepas que te estoy queriendo. Y no pedía más, no pedía más que eso, no necesitaba más, joder, ¿Por qué no puedo tenerlo? ¿Acaso no lo merezco? ¿No lo merecíamos?
Sé que disfruté al máximo cada instante que me hiciste disfrutar. Que contigo amaba hacer el amor pero la guerra más. Pero se me ha quedado toda la miel en los labios, quería más, infinitos momentos más. Lo que duele son todas las cosas que no hemos podido hacer ni podremos hacer.
Pero estoy haciendo una lista amor, una lista con todas esas cosas que nos dejamos sin hacer. Que las voy a hacer todas por ti, por los dos. Aunque tenga que comprarme un Bonsai porque estuviste un mes dándome el coñazo con que querías uno. Aunque tenga que ver yo sola toda la lista de películas que nos dejamos pendientes. El viaje a Ibiza, el castillo por dentro, comer bacalos.
Ya no creo en las promesas, pero te aseguro, mi amor que todo lo que consiga a partir de ahora en la vida, todas las metas que alcance, los sueños que cumpla, todo va a ser de los dos. Va a ser un mérito compartido porque sé que vas a estar a mi lado ayudándome a conseguirlo, como siempre. Por eso todo será de los dos. Que la vida y las cosas que tú no has podido tener las tengas en mí. Y te garantizo que no habrá en mi vida una sola cerveza que no me beba por ti y a tu salud. Por todas las que no te has podido beber.
Todas las mañanas y todas las noches lo primero y lo último que hago es besar tu foto de carnet que tengo en la pared justo al lado de mi almohada. Te doy los buenos días y las buenas noches y me quedo mirándote unos segundos. Que guapo estabas joder. Luego miro a la luna que me regalaste porque me dijiste que señalaba la dirección en la que debíamos mirar cada noche antes de dormirnos para sentirnos cerca. Y justo debajo está una foto nuestra y la pulsera. Y en frente de mi cama, un letrero hecho con estrellas azules y blancas que brillan en la oscuridad que pone AZUL. Supongo que ya lo habrás visto. Y supongo que habrá quienes piensen que es contraproducente que te tenga tan presente todo el día, toda la noche. Pero me hace sentir bien vida, me hace sentirte conmigo y no sabes lo mucho que necesito sentirte conmigo.
Quédate siempre conmigo.
Te azuleo, mi amor, con toda la locura de Neptuno. Y te amo.
Alioli vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario